Quienes le siguen la pista al crecimiento económico mundial recibieron ayer una buena y una mala noticia. La buena es que la caída en los precios del petróleo le va a servir al planeta para mejorar su ritmo. La mala es que hay tantos vientos en contra, que es posible que ni siquiera el descenso en las cotizaciones del crudo los logre contrarrestar.
En pocas palabras, así se resume el pensamiento del Fondo Monetario Internacional que dio a conocer desde Pekín su más reciente ronda de proyecciones. De acuerdo con el organismo multilateral, la expansión del Producto Interno Bruto global será de 3,5 por ciento este año y del 3,7 por ciento el próximo.
Tales cálculos son tres décimas más pesimistas que los dados a conocer en octubre pasado. El motivo es que, con la notoria excepción de los Estados Unidos, todas las demás naciones que tienen un peso específico alto se ven peor ahora que antes.
Así le ocurre a la Unión Europea, que sigue sin salir adelante. Igualmente Japón tuvo una primavera que duró poco. China, mientras tanto, continúa a menor velocidad. Y hay casos más extremos como el de Rusia –con números en rojo– o Brasil, que no encuentra todavía el camino esperado.
Por regiones, las perspectivas son del mismo tenor. África Subsahariana va relativamente bien, pero menos de lo que parecía hace tres meses largos. La comunidad de estados independientes no levanta mucha cabeza y al Asia emergente le pasa algo similar.
Mención aparte merece América Latina. Si en el 2014 esta zona tuvo una modesta expansión del 1,2 por ciento, lo que viene no es mucho mejor. El FMI le apuesta apenas al 1,3 por ciento, lo cual deja en claro que aun si los mejores tiempos están por venir, por aquí se van a demorar en llegar.
ricavi@portafolio.co
Twitter: @ravilapinto