No fue realmente sorpresiva la caída registrada por las exportaciones colombianas en junio.
Según el Dane, las ventas del país registraron un descenso del 1,9 por ciento frente a igual mes del 2011, con lo cual se ubicaron en 4.622 millones de dólares.
La causa de dicho retroceso tuvo dos responsables. De un lado, el capítulo agropecuario mostró una pobre dinámica, ante la descolgada del café y las flores.
Del otro, el petróleo acusó la baja que tuvo lugar en las cotizaciones internacionales del crudo. De tal manera, si bien el total de barriles despachados subió ligeramente, eso no fue suficiente para compensar los menores precios.
En contraste, las manufacturas experimentaron un repunte pequeño del 4,8 por ciento, que es notable a la luz de las circunstancias globales. Especialmente destacable es el aumento en las exportaciones de maquinaria y equipo de transporte, las cuales subieron 25,2 por ciento.
A pesar del bache visto en junio, el balance para lo corrido del 2012 no es malo.
En el primer semestre el acumulado llegó a 30.368 millones de dólares, que equivale a un incremento del 11,7 por ciento. Indudablemente, la principal responsabilidad de lo ocurrido es atribuible a las llamadas industrias extractivas, debido al petróleo y el carbón.
Ahora, la inquietud es si ese ritmo será sostenible en la segunda mitad del año. La respuesta dependerá de lo que pase con el crudo, que ha vuelto a ubicarse por encima de los 90 dólares el barril, en el caso de la variedad WTI.
También está por verse si el café toma un segundo aire, tras la recuperación de la cosecha.
Y, claro, está el complejo tema de la producción carbonífera, afectada por una huelga que perjudica a minas y facilidades de transporte. La suma de tales elementos determinará el signo de las exportaciones.