Como un éxito fue presentada la gira por Asia que realizó el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en los últimos días. Y es que como balance de los convenios firmados en Vietnam y China, el mandatario puede afirmar que regresa con fondos frescos debajo del brazo.
Así se desprende de la información según la cual Pekín le desembolsará a Caracas un crédito de 5.000 millones de dólares con el propósito de financiar las operaciones de PDVSA. Como la empresa petrolera estatal está metida en múltiples sectores, más de un analista considera que la inyección de liquidez servirá para aliviar el déficit crónico de divisas que afecta a la nación vecina.
Si el giro efectivamente tiene lugar –pues no siempre este tipo de anuncios se concreta–, el endeudamiento de Venezuela con los chinos superaría los 60.000 millones de dólares. No es claro, sin embargo, si parte de esa suma ya ha sido cancelada, ya que las acreencias previas debían pagarse en especie.
En cualquier caso, el alivio será efímero. Para comenzar, la caída en las exportaciones de crudo venezolano durante el 2015 asciende a una suma mayor. El desplome en las cotizaciones de los hidrocarburos supera el 50 por ciento, con lo cual el desfase sería de varias decenas de miles de millones de dólares.
Por otra parte, el país bolivariano está hipotecando su futuro, literalmente hablando. No solo está haciendo una venta anticipada en la práctica, sino que tendrá que incurrir en costos de financiación y posiblemente entregarles contratos a las firmas chinas.
Otros cuestionan la lógica de Pekín al darle más plata a quien ya tiene problemas, sobre todo cuando hay un exceso de oferta en el mercado petrolero. Pero más allá de esa inquietud, nadie pone en duda que China sabrá cobrar lo que le adeudan. De una forma o de otra.
Ricardo Ávila Pinto
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@ravilapinto
