Más de un analista se declaró sorprendido ayer, después de que el Dane reportara una llamativa caída en las importaciones durante el mes de mayo. Según este, las compras del país descendieron en 6,6 por ciento frente a igual periodo del 2012, mientras que en el acumulado del año se registra un incremento del 2,1 por ciento.
La contracción fue evidente en todos los ramos. Así, las adquisiciones de productos agropecuarios disminuyeron 10,2 por ciento, mientras que las de combustibles lo hicieron en 10,7.
Sin embargo, la variación estuvo especialmente justificada por las manufactura que, con una baja del 5,3 por ciento, son las de mayor peso en el total. Tanto la maquinaria como los vehículos de carretera resultaron determinantes para el cambio de tendencia observado.
Ante lo sucedido, ahora vienen las explicaciones. Según los más alarmistas, la reducción tiene que ver con el pobre desempeño de la economía y, en particular, con los reducidos planes de inversión en el sector industrial.
Otros, en cambio, señalan que el valor de las facturas es menor, por cuenta de las cotizaciones de las materias primas. En concreto, los precios del petróleo o los alimentos –que al menos en mayo mostraban recortes– acabaron beneficiando, en cierta medida, a los consumidores colombianos.
Un tercer argumento es el de la devaluación del peso, sobre todo después de las medidas anunciadas por el Gobierno a mediados de abril. Ante la expectativa de una tasa de cambio más alta, algunos anticiparon sus importaciones, mientras otros declinaron de hacerlas.
En cambio, hay quienes creen que las tres razones expuestas son parcialmente ciertas. Faltará mirar qué pasó en junio para ver si tales teorías siguen siendo válidas.
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