En otros términos, el funcionario señaló que en caso de requerirse partidas adicionales estas deberían tener una suma equivalente en ingresos, debido al limitado margen de maniobra en materia fiscal.
Por tal motivo, en el momento en el que se habló de aumentarle la asignación al sector agropecuario, el titular de las finanzas reiteró que habrá que buscar nuevas fuentes de dinero.
“El Gobierno le quiere plantear a las comisiones (económicas del Congreso) la necesidad de buscar más recursos”, sostuvo ayer.
Ante ese planteamiento, en el Capitolio han empezado a escucharse ideas sobre lo que se puede hacer.
Algunos parlamentarios han hablado de posponer el desmonte del gravamen a los movimientos financieros, más conocido como el cuatro por mil, cuya tarifa debería pasar a dos por mil el primero de enero.
Otros han mencionado una eventual carga a los dividendos.
Si bien algunos preferirían la salida de más deuda pública, la vigencia de la regla fiscal se ha convertido en una camisa de fuerza que puede sonar inconveniente, pero obliga a manejar las cosas en forma responsable. En tal sentido, si no se redistribuyen las partidas, no hay otra salida distinta a la de incrementar las cargas.
Pero hay más de un peligro. Las iniciativas de más impuestos corren el riesgo de hacer carrera sin que se haga un análisis detallado previo.
Por lo tanto, es aconsejable que el Gobierno lidere la discusión, siempre con la insistencia de que la plata tiene que salir de algún lado y que el remedio no puede ser peor que la enfermedad.