Mientras en Europa siguen las negociaciones tendientes a despejar las dudas sobre el futuro del Viejo Continente, de este lado del Atlántico empiezan a aparecer señales que apuntan a un alivio.
Así se desprende de lo dicho por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, que ayer dio a entender que está dispuesto a adoptar medidas de estímulo para una economía que camina de modo mediocre.
Aunque todavía está por verse en qué consiste el apoyo, todo apunta a que no solo las tasas de interés se mantendrán en niveles históricamente bajos, sino a que habrá abundante liquidez, lo cual, por cierto va a incidir sobre el nivel de las tasas de cambio y el flujo de capitales.
A pesar del guiño, la respuesta de los mercados fue negativa. La razón es que más que palabras, lo que quieren los inversionistas son acciones.
Dicho de otra manera, hay cierta impaciencia a la hora de cómo se va a hacer para impulsar la producción y el empleo, pues la desocupación, en Estados Unidos, sigue estancada en niveles del 8 por ciento.
De tal manera, hay un elemento positivo en el sentido de que finalmente ha quedado claro que las autoridades no se van a quedar quietas, pero hay uno negativo ante la demora en la llegada de los alivios.
Ahora los analistas esperan que para mediados de septiembre se tomen decisiones para ver si un año que pinta regular, termine con un mejor color.
Las cartas fueron puestas sobre la mesa, ahora falta conocer si la FED y el Gobierno de Obama traerán una acción conjunta que le dé confianza a los mercados y la celeridad de la misma para que los indicadores de actividad económica reaccionen al alza.