Quienes están acostumbrados a mirar periódicamente el sitio web de la Presidencia de la República, en donde se registran juiciosamente los pronunciamientos y se encuentran todos los discursos de Juan Manuel Santos, señalan sorprendidos que las palabras que pronunció el mandatario el viernes pasado en la clausura de la Convención Bancaria en Cartagena no fueron publicadas, por lo menos hasta la hora de escribir estas líneas. Tan solo unos apartes de la extensa intervención se incluyeron en un par de comunicados de prensa.
Pudo ser un olvido, dicen unos, mientras otros dan una explicación diferente. Al final de su exposición, el actual inquilino de la Casa de Nariño encaró al presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), Sergio Clavijo, por sus análisis “pesimistas”.
Horas antes, el excodirector del Banco de la República había participado en un panel, en el cual señaló sus preocupaciones sobre la coyuntura y el futuro. Es posible que sus opiniones hayan llegado a oídos de Santos, quien se salió del libreto para, literalmente, ‘jalarle las orejas’ al experto. Tal vez alguien consideró poco después que no valía la pena transcribir el reclamo.
Más allá de lo que sucedió o no con la omisión, el punto de fondo es que no es usual que un jefe de Estado en Colombia tenga ese tipo de salidas, y menos en un espacio de corte más académico que político. Tradicionalmente, tales debates los asumen los ministros del ramo, que controvierten a quienes tienen posturas críticas, respetando las formas, y concentrándose en el fondo de los cuestionamientos que se hacen.
En el caso concreto de Anif, cualquiera puede discrepar de lo que diga Clavijo. Pero lo que no se debería poner en duda es que los planteamientos que hace el líder gremial son resultado de una mirada juiciosa a las cifras, la evidencia y la historia reciente. Es más, la entidad lleva décadas de hacerle aportes al pensamiento económico en el país, una tradición que se mantiene actualmente.
Incluso si la interpretación de los hechos se aparta de la línea oficial, el Gobierno lo debería agradecer. En lugar del peligroso unanimismo, lo que Colombia requiere son maneras distintas de ver las cosas y más en las complejas circunstancias actuales. Por tal razón, el Gobierno necesita recordar que esto también forma parte del juego democrático y que el pluralismo de opiniones le conviene, por más incómodo que sea.
Ricardo Ávila Pinto
@ravilapinto