Los más diversos indicadores muestran que el arranque del 2013 fue difícil para la economía colombiana. Tanto desde el punto de vista de las exportaciones, como del comercio o la industria, el primer trimestre ha sido calificado como duro, por cuenta de una desaceleración que podría haber sido más fuerte que lo esperado.
Sin embargo, al menos una medición da pie para tener optimismo. Así lo dejó en claro el Dane ayer, al revelar que el área licenciada para nuevas edificaciones tuvo un salto del 29 por ciento en marzo, mientras que en lo corrido del año el incremento va en 32 por ciento.
En cifras concretas, los permisos cobijan 6,1 millones de metros cuadrados en el trimestre, un acumulado que no es suficiente para romper el récord establecido, pero que muestra un cambio de tendencia significativo en comparación con el pasado reciente.
Aunque no es el único, el gran factor en la nueva dinámica es el programa de construcción de 100.000 casas con destino a los más pobres, financiado por el presupuesto nacional. Por cuenta de esa situación, la vivienda de interés social experimentó un alza del 76 por ciento. A su vez, el número de soluciones subió en 43 por ciento.
Hecho el reconocimiento en el sentido de que la actividad parece despertar de su letargo, vale la pena señalar que el otorgamiento de los permisos no implica el comienzo de las obras. No obstante, los expertos en el tema afirman que este es un buen termómetro sobre lo que viene. Según esa visión, los proyectos acabarán llevándose a cabo, impulsando un círculo virtuoso que conducirá a más producción y mayor empleo.
A decir verdad, esa es la esperanza del Gobierno, que en semanas recientes ha impulsado medidas en favor del área. Tales decisiones deberían servir para que después de las licencias, comiencen a pegarse los ladrillos.