Una luz de esperanza en el sentido de que la ansiada reactivación de la industria finalmente se convierta en realidad, es la que encendió la encuesta de opinión empresarial correspondiente a julio y realizada por Fedesarrollo. Falta todavía que el sondeo se exprese en mejoras concretas a través de otras mediciones, pero por ahora este muestra un importante cambio de tendencia.
Como es sabido, y de acuerdo con las estadísticas del Dane, en la primera mitad del 2014 el sector manufacturero experimentó una leve recuperación que no alcanza a borrar los saldos en rojo acumulados en el pasado reciente. Por eso es tan significativo que se haya visto un notorio repunte en un indicador que sirve para predecir el comportamiento del sector real.
Así se desprende de observar el índice de confianza industrial, el cual registró en el séptimo mes del año un repunte que lo ubica en su nivel más alto en más de tres años. Tal vez lo más destacable es que ese avance fue uniforme en cada uno de los tres componentes que se usan para tomarle la temperatura al ramo fabril.
De tal manera, tanto el volumen de pedidos, como el nivel de existencias y las expectativas de producción, evolucionaron positivamente. El contraste más favorable se notó en el caso del primero, algo que lleva a pensar que la demanda por bienes nacionales experimentó un salto que tendrá impacto sobre los planes de producción en el corto plazo.
Que ese impulso tiene, ante todo, origen local es algo que se desprende de los resultados de un módulo especial en el cual se interroga a los exportadores. En este caso, el panorama es mucho menos halagüeño que en lo que respecta a las manufacturas en general.
Adicionalmente, los comerciantes –que ya venían bien– también avanzaron, pero no a igual ritmo que los industriales. Puesto de otra manera, en el caso de los minoristas, el mensaje es que el parte de la categoría era y continúa siendo muy saludable.
En conclusión, han subido las probabilidades de que el renacer industrial que tantas veces ha sido anunciado por el Gobierno, sin tener mucho asidero en la realidad, por fin empiece a concretarse. Claro que habrá que esperar que los datos de producción y ventas lo confirmen, pues así como una golondrina no hace verano, una encuesta favorable tampoco define, por sí sola, una reactivación.
Ricardo Ávila Pinto
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