En medio de las señales encontradas que a veces da la economía, la semana pasada terminó con una buena noticia: el descenso de un punto porcentual en la tasa de desempleo de Colombia –a nivel nacional– en marzo, hasta el 10,8 por ciento.
Ese dato no sólo es inferior en un punto porcentual al de igual periodo del 2010, sino que es el menor para dicho mes en lo que va del siglo.
Así lo informó el Dane el viernes en un comunicado, según el cual el número de ocupados llegó a casi 19,6 millones de personas, lo que representa un incremento del 4,5 por ciento con respecto al nivel registrado hace 12 meses.
Esa cifra es un récord absoluto, que sugiere que el sector productivo ha logrado absorber a una cantidad importante de personas que han ingresado al mercado laboral.
El salto en la población que llegó a la fuerza de trabajo fue particularmente notorio en las 13 áreas metropolitanas más grandes del país, en donde a primera vista el desempleo no bajó tanto: de 12,3 a 12,2 por ciento. No obstante, lo más llamativo en ese terreno fue la mejora en la tasa de ocupación que avanzó de 56,7 a 58,1 por ciento. Dicho de otra manera, la proporción de personas que tienen un oficio o un empleo va decididamente hacia arriba.
Al tiempo que eso ocurrió, la tasa de informalidad se mantuvo prácticamente inalterada, en un 52,9 por ciento.
Para los analistas dicha estabilidad hace pensar que buena parte de los trabajos que se crearon pertenecen al sector formal, algo que suena lógico a la luz del impulso con el que vienen algunos ramos de la actividad productiva.
Lo sucedido, enmienda la plana de febrero, cuando tuvo lugar un retroceso que llegó a generar más de un ceño fruncido entre los observadores. Ahora, en cambio, la impresión es que el bache que tuvo lugar fue temporal y que se ha retomado una senda de avance que debería continuar, en la medida en que la confianza de consumidores y empresarios siga fuerte, como lo sugieren las diversas encuestas relacionadas con dicho tema.
Por cuenta de esa circunstancia, los observadores consideran que en lo que queda del año se pueden presentar nuevas disminuciones.
Semejante hecho alimentaría a su vez el consumo y serviría para generar un círculo virtuoso, que ojalá se traduzca en una expansión de las nóminas y en más trabajo para los colombianos.