“Este es el día más feliz en lo que va del Gobierno”. Así, con esas palabras, les contestó el Ministro de Hacienda a los periodistas, cuando fue interrogado tras la publicación de los más recientes datos sobre el desempleo en el país.
La reacción no era para menos.
Según lo informó el Dane ayer, el índice de desocupación llegó en octubre a 9 por ciento a nivel nacional, el guarismo más bajo en lo que va del presente siglo. De acuerdo con la entidad, el total de personas que trabajan ascendió a 21,5 millones, lo que representa un 7,7 por ciento más que hace un año.
Tal avance vino acompañado por un alza considerable en la tasa de participación, que mide la relación entre la población económicamente activa y la que está en edad de trabajar.
Dicho indicador fue de 66,9 por ciento, que también es una cota muy alta.
Ante ese incremento, resulta todavía más destacable que el desempleo descienda y que por primera vez la tasa de ocupación llegue al 60,8 por ciento, siete puntos porcentuales más que hace diez años. Para decirlo en pocas palabras, nunca antes había tantos colombianos trabajando al tiempo.
Lo anterior es una excelente noticia, por varias razones.
Para comenzar, confirma que la economía colombiana sigue marchando a buen ritmo, así el escenario internacional se haya oscurecido. Ese factor tiene mucho que ver con la fortaleza de la demanda interna, lo cual constituye una especie de seguro si el entorno global se complica más.
Pero quizás lo más relevante de todo es que no hay mejor estrategia para luchar contra la pobreza, que la de generar empleo. Si bien hay un desafío grande en el campo de la informalidad, el descenso en la desocupación debería servir para mejorar la realidad social.