Hacía rato que una sesión de la junta directiva del Banco de la República no demoraba tanto. En lugar de las cinco horas que normalmente dura la cita, la del viernes pasado tardó 11, motivo por el cual decenas de analistas e inversionistas institucionales vieron frustrada su intención de irse temprano para disfrutar del puente festivo.
La explicación quedó clara cuando se comunicaron las determinaciones, adoptadas por votación dividida. En contra de las apuestas que hablaban de un apretón más moderado, el Emisor se inclinó por subir en medio punto porcentual la tasa de interés que les cobra a las entidades financieras por darles liquidez temporal, la cual quedó en el 5,25 por ciento anual.
La razón es evidente: por cuenta de la confluencia de la fuerte devaluación del peso, que impacta el costo de los bienes importados, y del fenómeno climático de ‘El Niño’, que se siente sobre la oferta de alimentos, la inflación mantiene su tendencia al alza. Ahora la mayoría de los observadores considera que un incremento del orden del 6 por ciento en el nivel general de precios durante el 2015 es muy factible.
Aunque desde hace rato las autoridades vienen insistiendo que ambas circunstancias mencionadas son, a la vez, anormales y temporales, la situación se ha complicado. Para comenzar, las expectativas sobre el alza de la canasta familiar en 2016 y 2017 han venido subiendo, lo cual es una mala señal. Adicionalmente, está el riesgo de la indexación, que no es otra cosa que subir todo en la misma proporción, dando lugar a una bola de nieve difícil de contener.
Por tal motivo, el Banco decidió sacar la ‘artillería’. Esta básicamente consiste en dejar en claro que está dispuesto a tensar la rienda, lo que sea necesario, con el fin de que el ritmo inflacionario vuelva a los cauces definidos más temprano que tarde, ubicándose entre el 2 y el 4 por ciento anual. La postura más agresiva hace pensar que vendrán otros ajustes antes de finalizar el año.
A su favor la entidad tiene una carta: la salud de la economía colombiana ha mejorado ligeramente, con lo cual la apuesta de crecimiento se elevó del 2,8 al 3 por ciento. Esta revisión no da para hacer ferias y fiestas, pero sí otorga un margen de maniobra más alto para el Emisor, que busca establecer que tiene la situación bajo control.
Ricardo Ávila Pinto
@ravilapinto