Refundido entre el éxito de la Selección Colombia, en Brasil quedó un triunfo tal vez menos novedoso, pero no por ello desprovisto de significación. Se trató de otra caída en la tasa de desempleo que en mayo descendió al 8,8 por ciento, el dato más bajo para el periodo desde cuando comenzaron a generarse estadísticas mensuales sobre este indicador, a comienzos del siglo.
Según el Dane, la población ocupada a nivel nacional llegó a 21,4 millones de personas, un incremento del 0,7 por ciento frente a igual periodo del 2013. Por su parte, en las 13 áreas metropolitanas más grandes, el índice bajó hasta el 10 por ciento, un dato menor en cuatro décimas al del mismo lapso del año pasado. Especialmente notorio es que las bajas sucedieron en la mayoría de las capitales. De una muestra de las 23 ciudades más importantes, se notaron reducciones en 18, en el promedio móvil que va de marzo a mayo. Otra vez Barranquilla mostró los guarismos más bajos (7,4 por ciento en este caso), pero en lo que hace a Bucaramanga -que se ubicó en el segundo lugar-, la disminución fue todavía más pronunciada.
Por otro lado, entre las ramas que más aportaron puestos de trabajo -porcentualmente hablando- están la de servicios comunales, sociales y personales, seguida por la construcción y el comercio. La otra cara de la moneda fue la de la industria, cuyas nóminas volvieron a descender, algo que también ocurrió -en menor grado- en la agricultura.
Los logros conseguidos son notables en la medida en que la seguidilla de caídas no se detiene. A la vez, todo apunta a que la calidad de las plazas generadas va en ascenso, algo destacable en un país que tiene grandes retos a la hora de combatir la informalidad laboral.
Aun así, no faltarán los analistas que señalen que el ritmo de avance fue comparativamente menor que en otras mediciones, especialmente la de abril. No obstante, ese hecho no demerita que, con pocas excepciones, hay una senda casi continua de disminuciones en el desempleo, que no solo ha permitido cerrar la brecha frente al promedio de la región, sino que comprueba que aquí hay un dinamismo que en otras latitudes se ha perdido.
Ante esa realidad, el desafío de las autoridades es preservar las condiciones para evitar que los avances conseguidos se reviertan. De ser así, las tasas de pobreza deberían continuar a la baja, pues para ese objetivo no hay nada que sirva más que una población ocupada.
Ricardo Ávila Pinto
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