No fue bueno el comportamiento de las exportaciones colombianas en julio. En contra de lo que pensaban algunos analistas, el descenso en las ventas externas del país resultó pronunciado, pues superó el 40 por ciento con respecto a igual periodo del año anterior.
Mirada en términos monetarios, la disminución estuvo por encima de los 2.000 millones de dólares en 30 días, lo cual muestra la magnitud de la contracción. Y a diferencia de otros meses, todas las categorías principales estuvieron en rojo, si bien la principal responsabilidad recae en el capítulo de combustibles y productos de las industrias extractivas, que se hundieron 54 por ciento.
Como consecuencia de lo sucedido, el acumulado del 2015 va en 22.261 millones de dólares. Al ritmo que vamos, es posible que no logremos superar el nivel simbólico de los 40.000 millones de dólares facturados anualmente, volviendo a los guarismos del 2010. Para el recuerdo queda el récord de 60.125 millones establecido en el 2012, el cual seguramente perdurará durante un largo tiempo, pues nada hace prever un cambio de tendencia significativo.
Son muchas las explicaciones que se pueden dar con respecto a este desempeño, aparte del desplome en las cotizaciones de los hidrocarburos. Para comenzar, tampoco van bien el carbón, el café o el oro, que junto con el petróleo componen el podio de nuestras exportaciones y que también sienten el huracán que afecta a los bienes primarios.
De la misma manera, mercados importantes como Ecuador y Venezuela están de capa caída, pues en ambas naciones se siente incluso con más dureza la nueva realidad petrolera. Además, se han adoptado medidas administrativas como restringir las importaciones, para no hablar de la actitud reciente de Caracas que, seguramente, se acabará sintiendo en las cifras comerciales.
Y a decir verdad, son muy pocos los destinos que se comportan bien. Entre los importantes, tan solo Perú muestra un ligero aumento del 1 por ciento en lo corrido del año. Hay repuntes notorios en Portugal y Corea del Sur, pero las cifras con esas naciones no son las más significativas.
Por lo tanto, habrá que seguir esperando a que el nuevo escenario cambiario empiece a generar resultados y atraer compradores de afuera. No obstante, los meses pasan y los crecimientos son negativos. Debido a ello, entre dientes se comienza a aceptar que la reactivación, si la hay, será en el 2016.
Ricardo Ávila Pinto
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