Cuando a finales del año pasado tuvo lugar el fuerte salto en la cotización del dólar, hasta niveles cercanos a los 2.400 pesos, uno de los primeros pronósticos que se hicieron tuvo que ver con las ventas de vehículos en Colombia. Tras un 2014 en el que se rompieron las marcas existentes y se registraron 326.023 unidades nuevas, la apuesta era que venía un frenazo.
El argumento era difícil de cuestionar. En un país en el cual los importados tienen una participación que equivale a cerca de las dos terceras partes de las compras, la previsión era que el aumento en el precio de la divisa y, por ende, en el de los carros, alejaría a los clientes de las vitrinas.
Pero ese no parece ser el caso, al menos por ahora. Según lo informó ayer el comité tripartito que le toma el pulso al sector, en enero se matricularon en el Registro Único Nacional de Tránsito un total de 21.239 vehículos nuevos. Dicha cifra representa un avance del 5,6 por ciento con respecto a igual periodo del 2014 y tiene a más de uno haciendo cábalas sobre lo que viene.
Para los pesimistas, el incremento no es concluyente, pues los reajustes apenas empiezan a verse.
Más de una marca está en proceso de liquidar inventarios de modelos existentes y más de un consumidor quiere reaccionar antes de que se vean las alzas.
Los optimistas, a su vez, creen que la demanda interna sigue fuerte y que la capacidad de compra no se ha visto afectada. No hay esperanzas de grandes saltos, pero sí de mantener el ritmo reciente y cerrar el 2015 con un balance que sería aceptable.
Saber quién tendrá la razón es algo que depende de lo que pase en los meses que vienen. Por ahora, es claro que el negocio no se ha visto afectado y que puede haber espacio para sorpresas.
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