Así como Gabriel García Márquez generaba titulares cada vez que se iba lanza en ristre contra las normas de ortografía, también Carlos Slim hace lo propio cuando habla de la jornada de trabajo. Y es que si el desaparecido escritor colombiano tenía toda la autoridad para pedir cambios en ciertas reglas idiomáticas, el billonario mexicano también la tiene cuando se trata de asuntos que impactarían el clima de negocios.
En este caso, vale la pena aclararlo, el magnate habló en su calidad de presidente de la Fundación Círculo de Montevideo, que se reunió en Asunción, la capital de Paraguay, la semana pasada para hablar del tema ‘Empleo, un bien necesario’.
Según su planteamiento, la semana laboral –que normalmente es de cinco días con una intensidad de 40 horas– podría cortarse a tres de “10 u 11 horas, para tener libres otros cuatro días y dedicarlos a la familia, a innovar, cultivarse o a crear”, sostuvo.
No hubo muchos más detalles sobre la idea, por lo cual la discusión sobre su viabilidad seguramente será corta. Aun así, la mayoría de las voces que se levantaron la consideraron impracticable, por lo menos por ahora.
Es cierto que algunas sociedades han limitado la intensidad horaria y que otras son generosas en lo que hace a la duración de las vacaciones, pero el esquema de más días de trabajo que de descanso es el que sigue vigente hasta nueva orden. Y aunque alguien podría argumentar que la productividad de una y otra es equivalente, no hay duda de que ciertas actividades verían incrementados sus costos.
En consecuencia, habrá que esperar a ver si factores como la creciente automatización o el envejecimiento paulatino de la población global llevan a ese desenlace. No obstante, nada de ello se ve factible en el futuro cercano.
Ricardo Ávila Pinto
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