El comportamiento de las exportaciones colombianas durante el mes de enero, reveló más de una tendencia novedosa y no siempre positiva. Tal es el caso de las ventas a Ecuador, que sufrieron una contracción del 12 por ciento, en respuesta a las medidas proteccionistas adoptadas por Quito, las cuales tienen que ver con restricciones asociadas con requisitos de normas técnicas.
El verdadero objetivo de las reglas impuestas por nuestro vecino del sur, es conseguir que se equilibre su balanza comercial, cuyo saldo permanece en rojo. De manera complementaria, hay un esquema francamente orientado a darle garantías a la industria local para que se desarrolle y, en lo posible, sustituya los productos que adquiere en el exterior.
Y al mismo tiempo que se aprietan torniquetes en un sentido, se ha buscado la manera de promover las exportaciones ecuatorianas. El problema es que las cosas no siempre salen como se piensa, en el caso de ciertos socios. Así ocurre con Venezuela, que se había convertido en un destino apetecido, dados los lazos ideológicos que unen a los gobiernos de Nicolás Maduro y Rafael Correa.
Pero una cosa es tener cercanía política y otra contar con los recursos para pagar a tiempo. Debido a ello, cada vez son más clamorosas las quejas que vienen del sur, en el sentido de que el saldo de deudas por cobrar no disminuye. La situación llegó a tal extremo, que hace unos días la aerolínea Tame amenazó con suspender los vuelos que unen a Caracas con Quito, crisis que fue solucionada al más alto nivel.
Las dificultades persisten, a pesar de que ambas capitales establecieron un sistema de compensación regional, más conocido como Sucre. No obstante, este tiene tantos requisitos que los bienes no fluyen. Por eso se dice que Ecuador está tomando de su propia medicina.
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