Más de un colombiano se había acostumbrado a la idea de que la venta de las acciones que la nación posee en Isagén no se llevaría a cabo. La suspensión del negocio, por cuenta de la decisión que tomó el Consejo de Estado en su momento, se veía como algo más permanente que temporal.
Sin embargo, tras la decisión comunicada por el alto tribunal, que en la práctica elimina los obstáculos que se habían presentado, empieza a escribirse un nuevo capítulo. A primera vista, se trata simplemente de continuar con la hoja de ruta trazada, pero una mirada más detallada muestra que ciertos análisis son indispensables.
Para comenzar, está el escenario del precio base. No solo este deberá ser actualizado, sino que más de uno se preguntará si cualquier reajuste debería incorporar la fuerte devaluación que ha tenido el peso colombiano desde mayo, cuando se planeaba realizar la operación original.
Y es que, dado que los compradores habilitados para entrar en la puja son extranjeros, un simple cálculo servirá para demostrar que el valor en dólares de la compañía generadora se desplomó. Bajo ese parámetro, quien triunfe en la subasta se ahorraría una suma considerable, gracias al diferencial cambiario.
Al respecto, los técnicos responderán que los cálculos que se hicieron para determinar el punto de partida tienen un componente fundamental que se expresa en moneda local. No obstante, la explicación no es tan sencilla. Aparte de que el costo de Hidrosogamoso es diferente ahora, los demás activos tampoco son indemnes a la nueva realidad.
Debido a ello, el Ministerio de Hacienda no se puede apresurar. Así necesite el dinero, tiene que ser consciente de que en estos asuntos, la prisa no es una buena consejera.
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