Por tratarse de la economía más grande del planeta, lo que suceda en Estados Unidos desde el punto de vista energético, marca la pauta de lo que podría ocurrir en el presente año y los que vienen, en el campo de la energía a nivel mundial.
Los aspectos más sobresalientes del Plan de Desarrollo Energético de mediano plazo de ese país, cuyo avance fue publicado recientemente por el Departamento de Energía, son los siguientes:
1. El crecimiento en la producción total de energía de todas sus fuentes es mayor al crecimiento de los consumos energéticos, lo que plantea, por primera vez, una disminución en las importaciones netas de energía del 19 por ciento, en el 2011, al 10 por ciento, en el 2035.
2. La producción interna de petróleo crudo llegará a 7,5 MBD en el 2019. Desde que se inició la revolución del shale gas y el tight oil, el incremento de la producción es comparable a las exportaciones totales de Venezuela. Los nuevos valores colocan a Estados Unidos en el selecto club de los grandes países petroleros al lado de Rusia y Arabia Saudita.
3. Incrementos importantes en los estándares de eficiencia de los denominados light duty vehicles, llegando a 80 kilómetros por galón en el 2040. Esto conlleva a una reducción en los consumos de combustibles líquidos para esta clase de vehículos con respecto al Plan Energético del año anterior.
4. El sector transporte, en su conjunto, mantiene sus consumos energéticos aproximadamente en los mismos niveles del año 2011. Sin embargo, la composición de la canasta de combustibles en transporte experimentará cambios importantes entre el 2011 y el 2040 así: la gasolina motor pasa del 60 al 47 por ciento, el diésel, del 22 al 29 por ciento y biocombustibles, gas natural comprimido y licuado para vehículos, pasa del 4 a 8 por ciento. El jet fuel mantiene su participación en el 13 por ciento.
5. Gracias a la denominada revolución del shale gas, se espera que a partir del 2020 Estados Unidos se convierta en exportador neto en volúmenes superiores al 100 por ciento de los proyectados en el Plan Energético del 2012. Aunque la participación del gas natural en el transporte es apenas del 3 por ciento en el 2011, este porcentaje casi se triplica para el año 2040, incluyendo los combustibles líquidos derivados de plantas de procesamiento de gas natural.
6. El crecimiento de la demanda de energía eléctrica se mantiene en el 0,9 por ciento anual. La combinación de precios de mercado y estándares de eficiencia, entre otros, son los factores que explican la baja tasa de crecimiento. En la canasta de energéticos para la producción de electricidad se tienen cambios significativos en el periodo 2011-2040 así: el gas natural pasa de 25 a 30 por ciento, las energías renovables del 13 al 16 por ciento, la nuclear del 19 al 17 por ciento y el carbón del 42 al 35 por ciento. Sin incluir la generación hidroeléctrica dentro de los renovables, la participación de la generación solar y eólica se duplicaría en el periodo bajo análisis. La menor participación del carbón se compensa con gas natural y se mantendrían las exportaciones de carbón. De adoptarse una especie de impuesto ambiental a la generación de electricidad a base de carbón, la participación de este energético podría bajar a niveles del 4 por ciento, mientras que la energía nuclear y los recursos renovables compensarían dicha disminución.
7. Aumentos en el crecimiento de la producción industrial, en particular en la industria petroquímica, gracias a los bajos precios del gas natural. Esto hace difícil la competencia para las industrias nacionales en el marco del Tratado de Libre Comercio.
8. Se proyecta una situación de precios con tendencia a la baja hasta el 2015, con reducciones del 14 por ciento en el precio del crudo brent. Por el lado del gas natural, se espera mantener los precios del indicador Henry Hub, por debajo de 4 USD/Mbtu hasta el 2018.
9. Las emisiones de CO2, atribuibles al sector energético en el territorio de Estados Unidos, resultan ser inferiores en todos los años a las emisiones del 2005. Por ejemplo, en los años 2020 y 2040, las emisiones proyectadas de CO2 con respecto al 2005 son inferiores en 9 por ciento y 5,1 por ciento respectivamente. Interesante anotar que, mientras en el Plan Energético del 2006 mirando al 2030 como año de referencia, el carbón contribuía con el 40 por ciento de dichas emisiones y el gas natural con el 18 por ciento, en el Plan del 2013 y también con referencia al 2030, los porcentajes anteriores resultan ser del 34 y 27 por ciento respectivamente.
En resumen, las grandes tendencias del sector energético en Estados Unidos estarían marcadas por: mayor producción de energía, en petróleo y gas natural, disminuyendo la dependencia externa de estos energéticos; estabilidad en los precios del petróleo y gas natural; disminución de la gasolina en el transporte y aumento del diesel, gas natural y renovables; introducción de estándares de eficiencia en todos los sectores en particular en el transporte automotor; menor crecimiento de la demanda de energía eléctrica y renovado dinamismo en el sector industrial en particular en los petroquímicos y finalmente, estabilidad en las emisiones de CO2 a cargo del sector energético.