Las últimas cifras del mercado laboral en EE. UU. fueron muy positivas y aumentan levemente la probabilidad de un inicio anticipado de la normalización de tasas de interés en ese país. Sin embargo, en nuestra opinión, el Banco de la Reserva Federal considera que estos avances hacen parte de una etapa temprana en la recuperación total del mercado laboral. Hay algunos indicadores relevantes que aún requieren de mejoras sustanciales, así que la política monetaria seguirá siendo laxa para apoyarlas, incluso un tiempo después de que se alcancen los objetivos de pleno empleo e inflación. Seguimos esperando que el primer aumento de tasas de interés en EE. UU. ocurra a finales del 2015.
La economía de EE. UU. creó 288 mil empleos en junio, superando los pronósticos de 215 mil y el promedio de los últimos 6 meses es el más alto en 6 años. También sorprendió la caída de la tasa de desempleo de 6,3 % en mayo a 6,1 % en junio, la más baja desde septiembre del 2008. La tasa de desempleo ya prácticamente se ubica en la estimación de la Reserva Federal para finales de este año de 6%.
ALTA SUBUTILIZACIÓN LABORAL Y SALARIOS DÉBILES
No obstante, recordemos que hace unos meses la Reserva Federal indicó que la tasa de desempleo había dejado de ser un indicador suficiente para evaluar la salud del mercado laboral. La razón principal es que buena parte de la caída de la tasa de desempleo ha resultado de la disminución de la fuerza laboral. Es decir, una porción importante del menor número de desempleados se explica por aquellos que no encuentran trabajo y deciden desistir en su búsqueda (reduciendo la fuerza laboral), y no porque hayan conseguido empleo. En efecto, la tasa de desempleo ha bajado desde un máximo de 10 % en octubre del 2009 hasta 6,1% actualmente, mientras que la tasa de empleo escasamente ha subido de 58,5 % a 59 % entre esas fechas.
Por esta razón, la Reserva Federal ahora se está enfocando en monitorear un conjunto más amplio de indicadores del mercado laboral.
Por un lado, el Emisor considera que la subutilización laboral sigue siendo excepcionalmente alta, lo cual implica una baja generación de ingresos para los hogares y un débil impulso para su ritmo de gasto. Dos de las principales medidas en este frente son la tasa de desempleo superior a 6 meses y la tasa de empleo de tiempo parcial. La primera llegó a un máximo de 4,4 % en mayo del 2010 y ha bajado a 2%, pero este nivel es muy superior al promedio de 0,8 % desde mediados del siglo pasado y a los máximos que se han registrado en todas las recesiones desde entonces, con excepción de la de los 80s.
Al mismo tiempo, la tasa de empleo de tiempo parcial sigue estancada cerca de su máximo histórico de 18,1 % registrado durante la última crisis y supera ampliamente el promedio de 16,2 % desde que existen registros en 1968. Un nivel alto en el empleo de tiempo parcial implica una mayor proporción de empleados que perciben ingresos menores, comparados con los que podrían percibir si trabajaran tiempo completo.
Por otro lado, la evolución de los salarios es preocupante. En junio, los ingresos laborales promedio por hora aumentaron solo 2 % anual, similar a las cifras observadas desde la recesión de 2008-2009, y muy por debajo de los crecimientos de 3,2 % que se registraban antes de esa recesión. Esto significa que los salarios están estancados, pues escasamente alcanzan a cubrir una inflación que bordea el 2 %. El débil aumento en los ingresos salariales continuará siendo un impedimento significativo para un repunte sólido del gasto de los hogares y del PIB (el consumo privado representa casi el 70 % del PIB en EE. UU.).
… Y EL CRECIMIENTO SIGUE BAJO
Estos indicadores complementarios del mercado laboral aún están muy apartados de los niveles que la Reserva Federal podría considerar como ‘normales’. ¿Qué se requiere para acelerar la normalización? El crecimiento económico debe ser más alto, pero el gasto de los hogares lo está limitando, según explicamos previamente.
Además, la Reserva Federal ha tenido que revisar sustancialmente a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB para este año, en parte por el desastroso comportamiento del primer trimestre, tras los efectos del fuerte invierno que azotó al país. Cuando comenzó el año, el pronóstico de la Reserva Federal para el 2014 era de 2,9 % y en la última reunión lo redujo a 2,2 %. Esta cifra seguramente será revisada nuevamente hacia niveles de tan solo 1,5 %, pues cuando se llevó a cabo la última reunión de política monetaria, el crecimiento reportado para el primer trimestre era de -1 %, pero posteriormente se revisó a -2,9 %.
No obstante, el aspecto más relevante de estas revisiones en los pronósticos de crecimiento económico no es el menor dato estimado para este año, sino el hecho de que los pronósticos promedio del 2015 y 2016 se mantuvieron inalterados en 3,1 % y 2,8 %, respectivamente. Uno hubiera esperado que la contracción observada en el primer trimestre se compensara con crecimientos más altos que los esperados en el futuro, es decir, que la actividad perdida en ese trimestre por efectos del invierno se desplazaría a los siguientes. Sin embargo, al mantener los mismos pronósticos del PIB para los próximos dos años, la Reserva Federal está reconociendo que la senda de recuperación de la economía es más baja que la estimada previamente, lo cual debería reflejarse en un menor ritmo de aceleración en la generación de empleo.
Andrés Pardo Amézquita
Gerente de Investigaciones Económicas de Corficolombiana