Para nadie es un secreto que el ingreso al sistema financiero ha generado beneficios diversos para la vida de miles de colombianos: el principal, la posibilidad de acceder a financiamiento que permite a las personas incrementar su capacidad de trabajo y de recursos, para mejorar su calidad de vida.
Es, a su vez, una herramienta clave para la integración social, contribuyendo a que todos los estratos sociales puedan verse beneficiados del servicio. Aquí es preciso recordar la vigencia de uno de los postulados expresados en la XLI Convención Bancaria llevada en Cartagena en 2006: “la inclusión financiera genera optimismo, confianza en el futuro… Una población que participa de la actividad económica es mucho más propensa a identificarse con el resto de la sociedad, a tener sentido de pertenencia y por ende contribuye a la estabilidad”.
Actualmente, mientras se discute acerca de los mejores caminos para seguir abriendo las puertas del sistema financiero a más personas, surgen dudas que vale la pena discutir para saber si encontramos soluciones sostenibles en el tiempo. Y aquí hablamos de sobreendeudamiento y buen uso del acceso al crédito.
Latinoamérica está viviendo una etapa de expansión en el consumo que es, por un lado, muy saludable. La clase media de casi todos los países de la región ha crecido y eso ha significado la salida de la pobreza de millones de personas. Esta corriente ha permitido también enriquecer a la economía en términos macros, apoyando diferentes industrias, contribuyendo a su vez con la expansión del retail con más centros comerciales, supermercados, almacenes, restaurantes, entre otros.
De cara al ciudadano común y corriente, las ofertas de consumo le ha traído, al mismo tiempo que beneficios, algunas complicaciones y éstas últimas están relacionadas básicamente con el sobreendeudamiento. A mediados de 2013, una encuesta del Banco Mundial y el Gobierno daban cuenta que el 52,1% de los colombianos que operan con entidades informales de crédito habrían llegado al límite de su endeudamiento.
Este mismo informe dejaba a la luz que a la hora de elegir el producto financiero, los clientes del sistema formal toman más precauciones y son más diligentes en la revisión de los detalles de las condiciones, que aquéllos que piden el préstamo en el sector informal.
En el caso de los clientes de Resuelve tu Deuda Colombia, éstos deben 8 veces más de lo que ganan, es decir, que para pagar el total de sus deudas deberían destinar el 100% de su ingreso durante 8 meses seguidos para poder saldar su deuda.
Dada nuestra experiencia regional, estamos convencidos de que, más allá del entendimiento de los compromisos y plazos al momento de firmar un contrato de crédito, es la planificación financiera personal la llave para encontrar en el sistema financiero formal un aliado y no un enemigo.
Vayamos a recomendaciones elementales, ese gran primer paso que muchos ignoran: ordenar el gasto. El 70% de los ingresos debería destinarse a lo básico, como vivienda, transporte, educación y salud, mientras que lo restante debería atender otros rubros, como entretenimiento, ahorro y pago de deuda. Si una persona dirige más del 30% de sus ingresos en el pago de su deuda, está en una situación de sobreendeudamiento.
Planificar los ingresos y gastos para avanzar y prevenir situaciones alarmantes. Esa debe ser la “columna vertebral” del acceso financiero para Colombia: estamos seguros que traerá como resultado un país con ciudadanos más capaces de acceder a los servicios del sistema formal sin perjudicarse, en un círculo virtuoso de beneficios para la economía del país y para sus cuentas personales.
Juan Pablo Zorrilla,
Codirector General del Grupo Resuelve