MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Descoordinación monetaria

A todo el mundo le convendría que cesaran los enfretamientos entre el ejecutivo y el Banco y que se

Redacción Portafolio
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Redacción Portafolio

La receta que cuenta con el mayor apoyo entre los técnicos contiene una significativa reducción del gasto, y coordinadamente un descenso de las tasas de interés. Sin embargo, nuestras autoridades se empeñan en hacer exactamente lo contrario: el Gobierno pretende seguir gastando alegremente en los proyectos que más favorecerían la eventual campaña de Uribe III, y el Banco de la República se ve obligado a demostrar un grado de independencia y sube las tasas de interés, aunque parece inconveniente hacerlo. Como el Presidente salió la semana pasada a decir que el gobierno no va a hacer un esfuerzo fiscal suficiente, la junta directiva del Banco de la República decretó un aumento de 25 puntos básicos de la tasa de interés.

Este incremento no es significativo y no tendría un efecto importante en el valor de la tasa de cambio, sobre todo teniendo en cuenta que la rentabilidad de los títulos del Tesoro de los E.U. también ha subido, excepto por el valor simbólico de la medida y por las expectativas que crea de que el interés seguiría creciendo si sigue aumentando la inflación y no cede la presión de gasto.

A todo el mundo le convendría que cesaran los enfrentamientos entre el ejecutivo y el Banco que se sentaran a hacer seriamente lo que la Constitución les manda, que consiste en colaborar y coordinar la política macroeconómica. Pero el Presidente entiende que coordinar es sinónimo de someter al Banco a su voluntad, y a este le toca afianzar su independencia. En ese intercambio de gestos y actitudes perdemos todos: los exportadores y el sector productivo pierden por la vía de la revaluación y la menor inversión, los consumidores pierden por la mayor inflación, los pobres pierden por esta y por el aumento del desempleo, que les da más duro a ellos que al resto, los ricos pierden por la caída en el valor de sus activos y por las menores ganancias y todos los colombianos perdemos porque hay menor crecimiento y mayor inflación.

La comisión de economistas que originalmente nombró el gobierno para que mirara el problema del gasto y diera recomendaciones y que a imitación de nuestro líder parece que desea convertirse en una institución vitalicia ha aventurado una fórmula inteligente que no resuelve el problema, pero sí contribuye a aliviarlo en parte. Ha recomendado vender otro 10 por ciento de Ecopetrol en el mercado nacional y las acciones del Gobierno en Isagen para destinar estos recursos a repagar deuda externa o congelarlos en un fondo de estabilización en el exterior. En términos de rentabilidad es mejor prepagar la deuda.

Si estas acciones se colocaran exclusivamente entre colombianos y estos se financiaran localmente para adquirirlas, se crearía una demanda adicional de divisas que haría caer el peso, y se reduciría el déficit del Gobierno. Adicionalmente, si se prepaga la deuda o si se mantienen los recursos en un fondo de estabilización se crea un colchón de protección contra una eventual crisis financiera internacional.

El Gobierno le ha parado muy pocas bolas a la propuesta aunque se trata de una recomendación sensata y viable que debería atenderse, sin perjuicio de que se tomen las medidas fiscales que son necesarias para que el peso y la tasa de interés puedan descender.

La Corte Constitucional sigue dando lecciones de sensatez. Después de haber desactivado el peligro de la innecesaria repetición de la elección de Uribe II, ha dejado pasar incólume el TLC. Falta ver si el congreso de los caras pálidas deja la hipocresía a un lado y lo aprueba aprovechando que Obama está en plan de seducir al mundo.

rhommesr@hotmail.com 

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