En los entretelones de la Cumbre de Seguridad Nuclear que se realizó esta semana en Washington, el presidente norteamericano Barack Obama le planteó de manera directa al presidente chino Hu Jintao que era importante para China que su moneda, el yuan, fuera determinado por las fuerzas del mercado.
Todo indica que el inusual déficit comercial registrado de 7.24 mil millones de dólares en marzo pasado, el primero en seis años, no cambió un ápice el discurso de la administración Obama, según el cual la tasa de cambio del yuan estimula artificialmente la economía exportadora del coloso asiático.
La agencia china Xinhua reportó desde la capital estadounidense que el presidente Hu se comprometió exclusivamente a "mantener firme el camino de reforma de su mecanismo de tasa de cambio basado en sus necesidades económicas y sociales". El presidente Hu le reiteró al presidente Obama, según Bloomberg, que la apreciación del yuan no resolvería el desequilibrio comercial existente entre las dos naciones.
La presión política en Washington es enorme. El mes pasado, 130 congresistas demócratas y republicanos de Estados Unidos le solicitaron a la administración Obama la imposición de aranceles y otras medidas punitivas contra China en retaliación por mantener devaluado la tasa de cambio del yuan frente al dólar. Los congresistas buscan insistentemente que la administración Obama designe a China como 'manipulador' de su moneda en los términos que dispone la Ley de Comercio de 1988 (Omnibus Trade and Competitiveness Act) para poder imponer sanciones, cuyo informe previsto para esta semana fue estratégicamente pospuesto días antes de la Cumbre Nuclear por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
El único acuerdo que parece existir entre los economistas es que el yuan está sobredevaluado, es decir, que si la tasa de cambio flotara libremente, se fortalecería o apreciaría frente a otras monedas. China presenta actualmente un extraordinario superávit en cuenta corriente (exportaciones menos importaciones) equivalente al 10,5 por ciento del PIB. Según el Peter G. Peterson Institute for International Economics de Washington, el yuan estaría devaluado respecto del dólar en 40 por ciento, y en el 20 por ciento con relación a otras monedas.
Este centro de estudios estima que el superávit comercial ideal no debería superar el 4,8 por ciento del PIB, un poco menos de la mitad del observado actualmente. De acuerdo con el Peterson Institute, China adelanta una agresiva política de compra de dólares para mantener el valor de su moneda, con lo cual las reservas externas superan los 2.400 billones de dólares.
Por otro lado, economistas de la Universidad de Harvard y de la Universidad Freie Universität de Berlín sostienen que el yuan estaría sobredevaluado respecto del dólar de Estados Unidos entre un 30 y 50 por ciento. La OCDE, el club de los países ricos con sede en París, afirma que la devaluación es de sólo el 12 por ciento.
Cualquier ajuste del yuan, debería ser un asunto interno de China, que podría retornar lentamente a una apreciación de su moneda, con lo cual eliminaría la presión política en Washington y removería las incertidumbres existentes entre los inversionistas y los mercados de capitales.