En una crisis económica como la que ahora sacude al mundo se esconde una oportunidad de oro para centrarse en lo esencial. Una crisis es un llamado a un despertar de conciencia para impulsar cambios positivos que siempre tienen que ver con lo espiritual. No hace mucho en el editorial del periódico The London Times se dijo: "La línea divisoria entre la vida espiritual y los negocios se está borrando". Por eso, estresadas y con esa sensación de vacío que deja la obsesión por lo material, un creciente número de personas en todo el mundo están cada día más abiertas a trascender: meditan, oran, practican yoga o reiki, se relajan o buscan otros medios para cuidar el alma. ¿Qué compromiso similar quiere hacer usted?
En su libro Megatendencias 2010, la estudiosa Patricia Aburdene dedica un capítulo al tema de la espiritualidad en los negocios, y enumera hechos positivos como estos: la Universidad de Loyola en Nueva Orleans cuenta con un Instituto de Ética y Espiritualidad en los negocios, la Universidad de Santa Clara es un semillero de actividades del espíritu en los negocios, en la Universidad de Notre Dame se dicta una clase llamada Espiritualidad y religión en el trabajo. Y hay más datos: -El 78% de las personas busca hoy más espiritualidad. -Intel y otras empresas patrocinan redes espirituales. -Cada mes la Cámara de Comercio de San Francisco organiza un almuerzo informal espiritual. -Aumenta el número de consumidores que solo apoyan a las empresas conscientes. -Empresarios como Warren Buffet y Bill Gates destinan millones de dólares al servicio social.
Cada día hay más líderes y ejecutivos que se cultivan espiritualmente y han descubierto que el camino más seguro para lograr el control de sí mismos es la práctica espiritual. En palabras de un sabio profesor "el poder mundano sin el dominio de uno mismo es la ruina del liderazgo". Cuando usted se dedica a cuidar el espíritu, aquieta la mente, gana paz interior y maneja mejor sus emociones. La espiritualidad es mucho más práctica de lo que se cree y también es rentable.
Administrar negocios con espiritualidad solo se logra con una consciencia despierta y es real cuando las personas están antes que el resultado, se valora la dignidad humana y se vive un equilibrio entre vida laboral, personal y familiar. La espiritualidad pide responsabilidad social y compromiso amoroso con el Universo.
Una persona espiritual es espiritual cuando: fluye en el amor genuino, es compasiva y no juzga, vive en un estado de unicidad con todo, ama con aceptación y desapego, tiene una consciencia superior, camina en la presencia de Dios y actúa sin ego, como un simple instrumento. Además, le imprime un significado profundo a las cosas aparentemente insignificantes y hace todo de una manera sagrada, irradia luz y serenidad. Está en paz y no da amor, es amor. La espiritualidad es conciencia despierta, servicio desinteresado, amor incondicional y se puede vivir en el agitado mundo de los negocios.
oasisggg@uniweb.net.co
Espiritualidad y negocios
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