La cadena de joyerías Tiffany, segunda en el mundo en ventas, presentó hace dos días su informe de resultados en el que se destaca un incremento del 13 por ciento en el valor de sus acciones durante el año.
La firma especializada en lujo, que factura cerca de 4.000 millones de dólares, tuvo su gran motor en América Latina, donde las ventas aumentaron 11 por ciento en el tercer trimestre, superando en 6,1% lo pronosticado y compensando la caída de 3 % que sufrió la zona Asia-Pacífico y el 6 % de Japón. Portafolio habló con su vicepresidente en el área, Luciano Rodembusch.
¿Cómo los afectó la crisis económica global?
En nada. El tema para mí es la fortaleza de la marca y la combinación de precio y regiones. Además, aún Estados Unidos es la región más fuerte para nosotros y este año está 9 por ciento por encima del año pasado.
¿Acaso el mercado del lujo no disminuye con la crisis?
El mercado sí se resiente, pero en nuestro caso lo que ha pasado algo curioso: al pico de la crisis –2009 a 2010–, nuestras ventas de joyería fina crecieron muy fuerte, porque normalmente tú compras cosas sin estar muy pendiente de la calidad, pero si el dinero falta, hay que ser más selectivo. Por la calidad de lo que tenemos, que es lo mejor de lo mejor, y eso no se discute porque no bajamos la calidad ni en los momentos de crisis, acabamos atrayendo al final a más consumidores.
Usted dirige una región de contradicciones, con países que crecen muy bien, como Perú, Panamá y Colombia, y otros como Brasil, de donde es usted, que escasamente crecen. ¿Cómo juega en este ambiente?
La joyería en Latinoamérica es algo muy entrañado en la historia y la cultura. Además, lo bueno para nosotros es que como llegamos tarde –hace apenas 17 años– estamos ganando mercado. En tres años (2010 al 2013) doblamos el negocio por un trabajo de expansión y un trabajo también orgánico, de mejora fuerte en servicio.
¿Cuánto pesa América Latina en la facturación global de la firma?
Eso no lo puedo contar, pero aún es chica, y el negocio del lujo en general en la zona es chico por el tema de aranceles.
Por esa razón, ¿han pensado en producir en cada país?
Es muy difícil porque el estándar de calidad es tan alto que, por ejemplo, si hablamos de diamantes de color de 8 o 10 quilates solo hay como una docena de personas en el mundo que saben cortarlos y pulirlos. Nuestros joyeros están con nosotros por generaciones y replicar eso es muy difícil.
Entre agosto y septiembre abrieron su primera tienda en Colombia, ¿qué ha pasado desde ahí?
Hemos despertado una curiosidad muy grande. Al mes, miles entran a la tienda porque escuchan que tenemos joyas a partir de 174 dólares y quieren ver si es verdad.
¿Pero, de esos cuántos compran?
Muchos. De cada cuatro uno compra. El gran tema de Tiffany es que es una marca que impresiona tanto que te asusta.
¿Cómo a las reinas, que muchos hombres temen acercárseles porque las consideran inalcanzables?
Exactamente. Entonces, muchas veces nuestro equipo ve gente pasando por la puerta y mirando la fachada imponente y toca invitarlos a pasar para contarles las historias que hay detrás de cada joya.
¿Cómo va el negocio?
Hoy tenemos 41 tiendas en Latinoamérica y la factura promedio en la del Centro Andino está en el top 5 de la región. Antes está una tienda de Brasil, otra de México y otras en el Caribe. Yo esperaba que Colombia estaría en el top 10 o top 15, pero no tan temprano en el top 5.
¿Es por el buen momento económico, o por qué?
De las marcas nuevas que han llegado, tal vez la nuestra fue la primera que se tomó tiempo para conectarse con la comunidad. Nuestra apertura no fue una gran fiesta, sino pequeños eventos para conocer gente y contar historias. No quiero ser el gringo en Colombia, sino ser cercano al país.
¿Han pensado ya en abrir nuevas tiendas acá?
En Bogotá, una segunda tienda sería claramente posible, pero hay que madurarlo, y el tema de elección de local y construcción dura dos años.
¿Ven otras ciudades promisorias?
Nuestro plan el año próximo es empezar a activar otras ciudades. La idea es ir a Cali, Barranquilla y Cartagena con uno o dos eventos al año y presentar las colecciones.
¿Qué esperan para Navidad?
Me imagino que será como el doble de noviembre.
¿Cuál es la perspectiva de la región para el 2014?
América crece 10% y nosotros estamos un poquito arriba.
MÉXICO SERÁ LA APUESTA MÁS IMPORTANTE DE LA FIRMA PARA EL 2015
Tras la apertura de la tienda en Bogotá, el camino de Tiffany va hacia Centroamérica y el Caribe.
El movimiento más importante, según el vicepresidente de la compañía en el área, será en México. Allí abrirán una tienda de 350 metros cuadrados en Palacio Viejo y será la más grande de toda la región. Será también la primera en tener un área para novias.
Luciano Rodembusch confirmó además que en marzo será la inauguración en Bahamas y a finales del 2015, en Aruba. “En cada una la profundidad es diferente. En Bahamas, por ejemplo, estaremos dentro de Bajamar, que es un complejo impresionante de cinco hoteles y con el hotel casino más importante del Caribe. Ahí probablemente vamos con colecciones más pesadas, más fuertes en diamantes. En Aruba, que es más playero, probablemente vamos a tener más oro y plata”, añadió.
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