Las últimas cifras indican que el comercio en contenedores, por vía marítima, entre Colombia y el resto de los países de las Américas (Norte, Centro y Sur América) se contrajo 4% en los primeros cuatro meses del año 2015. Teniendo en cuenta los avances de los últimos años en materia de acuerdos comerciales, vale la pena analizar ¿por qué esta contracción en el primer trimestre?
En gran parte, esta reducción se debe a la caída en los precios del petróleo y la consecuente devaluación del peso colombiano. Por un lado, la devaluación encarece los productos de importación y por eso se reducen las importaciones. Por otra parte, aunque un peso devaluado debería favorecer las exportaciones, éstas también han caído debido a que muchos de nuestros insumos de producciónimportaciones y exportaciones arnacional en la industria y el comercio internacional en son importados.
Pero no debemos precipitarnos al analizar esta reducción en el comercio regional del primer trimestre. Nuestra industria y comercio internacional pasan por un periodo de ajuste, una situación momentánea. Por lo tanto, esperamos un cambio positivo en las importaciones y exportaciones a mediano y largo plazo. En general, América Latina sigue creciendo más que otras regiones. Economías como México, Perú, Colombia y Chile siguen creciendo y la inversión extranjera continúa también. Así es que los Tratados de Libre Comercio (TLC), como la Alianza del Pacífico, siguen ofreciendo grandes oportunidades a los exportadores e importadores colombianos.
Sin embargo, para que los empresarios e industriales del país puedan aprovechar todos los beneficios que plantean los nuevos pactos comerciales intra-Américas, es importante enfrentar decididamente los retos al comercio internacional en la región: es decir, (i) el rezago en el desarrollo de la infraestructura; (ii) la complejidad y variabilidad de los sistemas aduaneros; y (iii) el desconocimiento sobre laos TLC y las oportunidades que ofrecen.
La principal barrera que socava el potencial comercial de la región es el desarrollo de infraestructura. A pesar de las múltiples inversiones en los últimos años en todos los países de la región, incluyendo a Colombia, aun no estamos a los niveles requeridos para aprovechar al máximo las oportunidades actuales. En general, el gran lunar es la deficiencia en vías aunque los puertos de América Latina tampoco están al mismo nivel de otras regiones como Europa en términos de eficiencia (movimientos por hora), grúas y profundidad para atender barcos más grandes.
En Colombia hemos avanzado mucho en la eficiencia portuaria pero debemos hacer un gran esfuerzo para mejorar la conectividad entre los puertos y las ciudades del interior, los centros productivos del país. Mover un contenedor entre Buenaventura y Bogotá es cinco veces más costoso que moverlo entre China y Colombia. Además, hoy la única opción es vía camión, pues no hay posibilidad de hacerlo por tren o barcaza. Y las condiciones actuales de las vías lo hacen aún más difícil. Por ejemplo, el arreglo de la vía Cali-Buenaventura, que se hará entre Julio y Noviembre de este año, inhabilitará una arteria del comercio internacional a tal punto que algunas empresas están pensando en re-dirigir toda su logística a otros puertos para evitar que sufran sus operaciones y entregas al cliente final.
En segundo lugar, los sistemas aduaneros de América Latina son bastante complejos y cada uno funciona de forma diferente. Las variaciones en términos de normas, procesos, regulaciones, sanciones y plataformas electrónicas de cada país requieren una costosa especialización en cada uno de los sistemas aduaneros. Esta es una barrera que hace que el comercio intra-americano sea más complejo, menos fluido y más costoso que en otras regiones.
Finalmente, el desconocimiento general sobre el comercio internacional y las oportunidades que ofrecen los TLC es un tema que debemos corregir. Cabe recordar que Colombia es relativamente primípara en esta materia, que solo comenzamos a estudiar con mayor enfoque desde 1991 con la apertura económica. Por lo tanto, el conocimiento en cuanto al potencial de los diversos pactos comerciales aun se encuentra atomizado en los Ministerios y algunas grandes empresas. Necesitamos una mayor y mejor pedagogía en este tema, sobre todo entre nuestras PYMES, pues en realidad hay muchas oportunidades que podríamos estar aprovechando.
Aun con todos estos retos, y aunque Colombia está pasando por un momento de ajuste, en lo que se refiere a comercio internacional el panorama a mediano y largo plazo es positivo. La economía sigue estable, la inversión pública y privada continúa, y los pactos comerciales como la Alianza del Pacífico nos muestran un futuro alentador. Aprovechemos la coyuntura para invertir en mejorar nuestra competitividad y aprovechar las grandes oportunidades que ofrece el comercio internacional, especialmente entre los países de las Américas.
Yenia Abadía