La empresas Lloreda S.A. ha vendido en lo que va de este año 125.000 millones de pesos en los derivados de aceites y grasas que transforma. Y aunque esa cifra implica que por lo menos podrá mantener la facturación del 2014 al final del 2015, implica pérdidas que, si se mantienen, a largo plazo podrían poner en riesgo la estabilidad de la compañía, según afirma su gerente, Alberto Alarcón.
El directivo de la tercera empresa del sector en importancia en Colombia pone de manifiesto que el origen de la situación es producto en gran medida del precio interno de su materia prima principal: la palma, y que empeoraría, pues a finales de agosto pierde vigencia el arancel del 20% para el aceite terminado que llega de Estados Unidos, en virtud del TLC.
¿Cuál es la problemática del sector, y de su compañía?
Hemos tenido tres dificultades: las importaciones de aceite terminado, la informalidad y el precio del insumo de palma.
¿Cuánto representa la importación de aceite terminado en el mercado nacional?
Cuando comenzaron las importaciones, el 35% del aceite que se consumía en el país era importado; hoy es el 60%.
¿Por qué el aumento?
Los precios internacionales eran mayores, pero entraban más baratos comparados con el costo de la materia prima nacional. La palma tiene un precio regulado por el Gobierno y supera el precio internacional. Llegamos a tener casi diferenciales del 25% y en eso se mantiene, más o menos.
¿Cuánto consume el país en grasas al año?
En el 2014 fueron 2,6 billones de pesos. El mercado se ha mantenido constante durante varios años y aparte de que no se ha ganado mercado local, tampoco hemos podido exportar nunca.
¿El plan era exportar?
Claro. Los palmeros exportaban palma cruda con el Fondo de Estabilización de Precios (FEP). El Estado los compensaba. El subsidio para las exportaciones era variable, mientras que la palma que se consume acá se cobra mediante una fórmula que incluye el precio internacional y una franja de precios. A la soya y al girasol los pusieron siempre como sustitutos de la palma, lo cual no es cierto del todo, porque la palma se usa de dos maneras: 70% es oleína para aceites y líquidos y la parte sólida es estiarina. La palma se tiene que refinar y fraccionar, mientras que la soya y el girasol simplemente los refina. Y el líquido de la palma no le sirve para las zonas frías porque se le pone un poco turbio, que es lo que está pasando: aquí los convencieron de que la mezcla del biodiésel era del 20% y no es así. Lo que les pasó a los europeos fue similar: trataron con biodiésel de palma y hoy se están yendo al biodiésel de colza, porque en invierno no funciona. En un momento se habló de que Ecodiesel pasara de producir 100.000 a 200.000 toneladas de biodiésel, pero Ecopetrol (que tiene el 50% de participación en la empresa) dijo: ‘no me interesa’.
¿Es decir que les vendieron a los palmicultores una ilusión falsa?
Ajá. Fuera de eso, cuando se montó el biodiésel el Gobierno dijo: ‘Yo les pago X precio’ y al principio nos daba pérdida. Luego subió y hoy es un subsidio. Tres compañías extractoras somos cada una socia de Ecodiésel con un 7%, salimos a vender y no hubo ni una sola oferta porque decían que no podían invertir en algo que está sujeto a subsidio.
Pero decían que iba a ser un gran negocio.
Sí, y hay un consultor inglés que siempre sostuvo que el biodiésel solo era viable con subsidio.
¿Entonces por qué ustedes le apostaron a eso?
En su momento era para no tener que exportar palma. Pero lo absurdo es que yo en el precio de la palma local esté pagando un arancel, además del dólar, lo cual encarece el biodiésel y el aceite.
¿Qué tanto pesa la palma como materia prima?
En aceites líquidos, el 80% es soya y 20% palma. En sólidos (margarinas de hogar, margarinas de panadería y mantecas), el 95% es palma y no se puede sustituir. En EE. UU. hacían margarinas a base de soya, pero hidrogenando, lo cual genera grasas trans.
¿Cómo se les ha afectado el ebitda (ganancias antes de impuestos y deducciones)?
El año pasado, con 250.000 millones de pesos en ventas, Lloreda tuvo un ebitda de 9.000 millones. Hoy, a junio, con ventas de 125.000 millones, es un ebitda negativo de 3.000 millones. El tema es grave: indonesia produce 33 millones de toneladas de palma al año y ha crecido desde el 2010 al 2015 (ver gráfico). Colombia está en un millón.
¿Qué piden ustedes entonces?
Lo que usted tiene que hacer es quitarle la franja de precios a la palma, así se mantenga el FEP, porque con este lo que hacen es que cobran un impuesto a la venta local y le da un subsidio a la exportación de palma para que sea competitiva. Lo otro es que debería regir internamente el precio internacional, como pasa en Ecuador, Centroamérica y Perú. Y eso nos da competitividad para salir con valor agregado. Por ejemplo, Chile importa de malasia el 80% de las margarinas de panadería, porque ellos definieron primero para qué son buenos.
¿Por qué el dólar caro no los ha favorecido?
Entre enero y junio el impacto de la tasa de cambio para nosotros fue de 12.988 millones de pesos y el precio internacional (de materias primas) ayudó en 8.060 millones. El impacto del arancel en soya fueron 1.353 millones de pesos (pagados a junio 15), porque de enero a abril vino un contingente gringo con cero arancel. En girasol fueron 2.690 millones y en palma 5.373 millones, sabiendo que es un producto nacional. ¡Es absurdo!
¿Cómo terminarán el año?
Aunque hemos amortiguado esto con reducción de costos en nuestros procesos, sí hemos subido precios y esto va a tener un gran efecto en el consumidor. Este año lo vamos a terminar mal, porque no vamos a poderle trasladar al mercado la totalidad del sobrecosto.
¿Es viable la empresa en este escenario?
Llevamos entre 60 y 70 años en la industria, pero si esto no se recupera hay que buscar qué hacer.
¿Cuál sería la alternativa?
Yo he planteado que hay que ver qué hacemos palmicultores y refinadores como cadena de valor.
@nesperiodista