Recordando la teoría de Einstein según la cual la velocidad de la luz es la máxima que se puede alcanzar, mencionaban en la cadena CNBC que el problema actual para los grandes participantes en los mercados de valores es que esa velocidad, por lo menos en lo que a fibra óptica se refiere, ya no es suficiente.
Informaron que, con el fin de solucionar el problema, los grupos Nasdaq OMX y CME están construyendo, conjuntamente, un sistema capaz de ahorrar cuatro milésimas de segundo dentro de su proceso de transmisión de datos, y por medio del cual esperan poder ofrecer un mejor servicio.
A la luz de la eterna búsqueda de técnicas conducentes a poder superar el mercado, la propuesta del fondo NFO puede lucir bastante prosaica.
En efecto, invierte de acuerdo con el índice Sabrient Insider Sentiment, mediante el cual se seleccionan acciones de empresas cuyos ejecutivos y miembros de junta directiva vienen demostrando una marcada tendencia a invertir en sus propias acciones.
Las casi seis mil compañías que están registradas en las bolsas de ese país son elegibles, independientemente de su capitalización. Vale la pena recordar que esos funcionarios están obligados a reportar, prácticamente de inmediato, sus operaciones.
Por medio de un algoritmo propio, el índice incluye, además, empresas con buenas perspectivas de utilidades, según las proyecciones de los analistas externos.
Funciona desde septiembre del 2006 y maneja activos cercanos a 140 millones de dólares, monto relativamente bajo entre los estándares de ese país. El índice está compuesto por las cien compañías que logren la mayor calificación, y es recompuesto trimestralmente.
Y, pensándolo bien, ¿quién, si no ellos, está en la mejor posición para decidir si vale la pena adquirir sus propias acciones?
Los resultados hasta ahora han sido bastante halagüeños: en los últimos cinco años, a septiembre 13, el fondo ha logrado una rentabilidad anual de casi 12 por ciento, comparada con 8,5 por ciento para el índice S&P 500.
La estrategia cuenta con respaldo académico.
Y es que en muchos países la academia sí se ocupa seriamente de ofrecer ayuda en cuanto a mejorar las posibilidades de lograr un buen retiro. De acuerdo con un estudio, entre 1975 y el 2008, –por parte del profesor Nejat Seyhun de la Universidad de Michigan– la acción promedio adquirida por esos funcionarios superó al mercado en 3 por ciento, durante los cincuenta días posteriores a la fecha de compra (y 3,3 en los últimos diez años, lo cual hace pensar que el efecto no ha perdido vigencia).
Agrupó, igualmente, los meses en que esos funcionarios resultaron compradores o vendedores netos de sus acciones.
Para los primeros, el retorno de esas acciones un año más tarde alcanzó 24 por ciento. Para los segundos, solo el 15 por ciento.
El retorno promedio para una acción en ese periodo fue de 19 por ciento.
Concluye el profesor que, al efectuar estas operaciones, los directivos efectivamente aciertan en más ocasiones que en las que se equivocan, aunque insiste en que el indicativo dista de ser infalible, debido, en gran parte, a que es imposible conocer la totalidad de los motivos detrás de sus operaciones.
Por otro lado, una de las señales más negativas que se puede recibir con respecto a una empresa es cuando esos funcionarios empiezan a vender sus propias acciones, especialmente en medio de un mercado a la baja.
Sin embargo, es perfectamente normal que esos funcionarios vendan periódicamente parte de ellas, ya sea por obvias necesidades personales, para diversificar sus portafolios, y especialmente por el auge que ha venido tomando la remuneración en forma de opciones y acciones.
De acuerdo con el Vickers Weekly Insider Report, en el mercado norteamericano la relación entre acciones vendidas y acciones compradas por parte de los directivos fue de 2,5 a 1 en los últimos 36 años.
Para ellos, a partir de este nivel es cuando la relación se vuelve una señal negativa para el mercado de acciones (para el profesor Seyhum, una relación normal hoy podría incluso llegar a 6).
No existen herramientas infalibles para determinar el rumbo del mercado.
Pero invertir de acuerdo con el comportamiento de los dirigentes de una empresa, por el simple hecho de que están mejor informados, puede resultar una buena apuesta. Y resulta que se ha comprobado que el mercado se comporta mejor cuando estos funcionarios están comprando, más de lo que están vendiendo, sus propias acciones.
Harry Adler
Asesor en Inversiones Internacionales