En este caso, el detonador tuvo que ver con el tema del alfabetismo financiero, pues nuestros estudiantes ocuparon el último lugar entre 18 naciones o regiones que fueron evaluadas.
Dado el hecho de que hasta ahora comienza el proceso tendiente a incluir la asignatura dentro de las materias que deberían seguir los alumnos de primaria en el 2015 y los de secundaria en el 2016, no es sorpresiva nuestra baja nota. Es de esperar, entonces, que el resultado del esfuerzo conjunto del Ministerio de Educación y la Asobancaria se note en el futuro.
Sin embargo, quienes han leído con atención el reporte dado a conocer el martes de la semana que termina, subrayan que este no es el único factor que explica lo sucedido.
Al fin de cuentas, el informe hecho por los rectores de los colegios examinados muestra que en casi la mitad de la instituciones colombianas ya se tratan los asuntos financieros con una intensidad que no está muy lejos de la que se ve en otras latitudes.
En consecuencia, así la profundidad de lo que se enseña vaya a ser mayor dentro de poco, hay una duda que queda flotando en el ambiente.
Esta tiene que ver con la calidad de la instrucción dada, un interrogante válido si se tiene en cuenta que la adecuada preparación de los docentes ha sido identificada como un obstáculo en el pasado.
Adicionalmente, vale la pena tener en cuenta que en las pruebas Pisa tradicionales -que en el 2012 midieron las capacidades de 65 países o regiones- tampoco nos va muy bien.
Tanto en matemáticas, ciencias o comprensión de lectura estamos cerca de los últimos puestos, algo que corrobora que cualquier política que se aplique para mejorar debe tener un espectro amplio. De lo contrario, volveremos a rajarnos en las próximas oportunidades.
Ricardo Ávila Pinto
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