Las remesas que envían los colombianos que trabajan en el exterior sumaron 4.168 millones de dólares en el 2011, y en el primer semestre del 2012 ascendieron a 1.993 millones de dólares, por lo que se prevé que terminará ingresando un volumen similar al del año pasado.
Esto es muy positivo, si se tienen en cuenta las dificultades económicas que padecen los países de la Zona Euro y Estados Unidos, donde está el mayor número de colombianos que envían recursos al país.
En los mismos periodos, la Inversión Extranjera Directa que ingresó al país el año pasado fue de 13.297 millones de dólares, y la que llegó en el primer semestre de este año ascendió a 8.950 millones de dólares, de acuerdo con datos reportados por el Banco de la República, valores que evidencian lo atractivo que continúa siendo Colombia para los inversionistas extranjeros, especialmente en sectores como el petróleo y la minería e infraestructura.
La Asociación de Compañías de Financiamiento (Afic), a través del grupo de trabajo de remesas que lidera y que reúne casi la totalidad de las entidades financieras con líneas de negocio especializadas en este rubro, ha fortalecido el suministro y análisis de información, identificando que en el primer semestre del 2012, estas instituciones superaron los 6 millones de operaciones, lo que significó un incremento del 4 por ciento con respecto al año anterior.
Bajo esa perspectiva, consideramos que a través de más estímulos a la bancarización de los colombianos residentes en el exterior y mediante una adecuada flexibilización en la regulación cambiaria por parte de la autoridad monetaria, se viabilizaría el diseño de productos que realmente satisfagan las necesidades de esta población, incrementándose los productos o canales que permitan direccionar parte de estos recursos hacia fines productivos, es decir, como base de una fuente adicional de ingresos para el compatriota no residente en nuestro país, y no solamente como un medio para realizar pagos corrientes, como se estaría presentando en la actualidad.
Estudios realizados por Planeación Nacional en el 2010 indican que más de la mitad de los receptores de remesas son laboralmente inactivos y se dedican a estudiar o al hogar, y que las familias de los estratos 3, 4 y 5 son la población en la cual se concentra la mayor proporción de las remesas, que, a su vez, son, los mayores demandantes en bienes de consumo en el país.
Es de anotar que, de acuerdo con los datos y la información recopilados por las entidades financieras expertas en el proceso de remesas, y los perfiles observados por los multiplicadores del programa Colombia Nos Une, en ocho ciudades del mundo donde hay una comunidad importante de colombianos, encontramos que esta población está muy interesada en tener a disposición productos o servicios financieros que les permitan ahorrar para un plan retorno; para la educación formal de sus familiares; cotizar y pagar en el sistema pensional colombiano; adquirir seguros exequiales; comprar vivienda o emprender negocios que permitan generar un ingreso adicional en sectores como comercio, transporte, hotelería y turismo.
Las remesas como un potencial productivo pueden llegar a significar mucho para ciertas regiones del país, por cuanto de ellas dependen un gran número de personas y familias, especialmente, en los departamentos del Valle del Cauca, Cundinamarca, Antioquia y Risaralda, que, según el Banco de la República, a junio del 2012 representaban el 66 por ciento del total de recursos que ingresaron al país por ese concepto.
El monto promedio de una remesa, a julio del 2012 era de 338 dólares por operación, cifra que, a pesar del bajo monto al realizar su conversión a pesos, genera diversidad de usos y brinda multiplicidad de soluciones, especialmente, si se tiene en cuenta el número de operaciones que se realizan en el año.
Sin embargo, las restricciones que se han establecido por parte de la autoridad cambiaria y del supervisor no han permitido una adecuada acumulación de recursos de colombianos a través del ahorro, y han limitado el manejo autónomo de su dinero como titular de una cuenta de ahorros, que, incluso, podría manejar desde el exterior a través de los medios tecnológicos como Internet.
Hoy, existen soluciones de ahorro innovadoras, pero condicionadas a unos montos de saldo (8 SMLMV) y de retiros (2 SMLMV), como las Cuentas de Ahorro con Apertura de Tramite Simplificado (Cats), que se encuentran a disposición de los connacionales emigrantes, por lo que, a nuestro juicio, vale la pena revisar la regulación para que su operatividad y trámites sean realmente viables y útiles en su uso productivo.
Se espera que la banca móvil y las soluciones financieras digitales faciliten el acceso de más colombianos radicados en el exterior a productos financieros y transaccionales con mayor agilidad y menores costos, con repercusiones muy favorables para su bienestar, el de sus familias y, por supuesto, para la propia economía del país.
Clara Escobar Ramos
Directora Ejecutiva de Afic