El próximo Gobierno tendrá que abordar temas como la revaluación del peso y además diseñar políticas que respondan a lo que será el gran reto de la economía colombiana frente al aumento de la Inversión Extranjera Directa (IED), que se profundizará en los próximos años.
En esencia son tres las posibilidades que podrían orientar la política económica en este aspecto y una sola la limitación: la IED en recursos naturales no renovables. La primera es gastar (monetizar) para cubrir las necesidades urgentes en materia de carencias sociales y militares, adoptando un esquema populista que al tiempo que se manifestará en cifras crecientes de corto y mediano plazo de crecimiento del PIB, provocaría un espejismo en la disminución de la pobreza y la indigencia y por qué no, en la seguridad, a costa de no acumular para el futuro y asegurar el desarrollo.
En esa alternativa, muy seguramente habrá un rebrote de la inflación, continuará la fortaleza del peso y se afectarán aquellos sectores productivos diferentes a los primarios de materias primas, así como el empleo, por lo que deberán aumentarse los niveles de gasto en la política asistencialista.
La segunda, para los que consideran que el control de la inflación lo es todo, consistiría en 'esterilizar' los recursos que se reciban del exterior, con el argumento de ahorrar para el mañana. Eso significaría mantener una situación como la actual, en donde la problemática del déficit fiscal creciente, el desempleo, la informalidad y la difícil situación de los sistemas de salud y de pensiones, se resolvería solamente por la vía de mayores impuestos o privatizaciones.
Se controlaría la inflación. En el corto plazo se mitigarían los principales problemas, con excepción del empleo, pero en el mediano y largo plazo sólo se habría 'pateado' hacia adelante la necesidad de resolver un problema estructural.
La tercera posibilidad es la de jugársela al desarrollo. Esto implicaría fortalecer el papel del Estado y la planeación, priorizar estrategias transversales y políticas públicas. Es decir, en esencia, sembrar los recursos recibidos en infraestructura y su desarrollo y políticas transversales en ciencia y tecnología, con el fin de propender por la creación de un nuevo sistema productivo de bienes, servicios, reforma agraria y regreso productivo de los desplazados a sus tierras, que permita cosechar los frutos de un nuevo modelo económico que sustituya al 'primario exportador'.
Ni se 'esterilizarán' ni se 'dilapidarán' los recursos que se recibirán de la IED en recursos naturales no renovables. Habrá que lidiar con déficit manejables e inflación controlada, pero se priorizará el desarrollo de la capacidad humana y la incorporación de progreso técnico. Sería un propósito nacional y una política de largo plazo. En ese contexto, es válida la pregunta efectuada por uno de los candidatos a la Presidencia a otra candidata sobre la revaluación.
El que la hizo está en la obligación de responderla. La candidata que la recibió deberá pedir ayuda a su equipo económico para definir hacia dónde iría. Los demás candidatos tendrán que dejar de jugar a las generalidades y plantear soluciones a esta problemática, como eje principal de su propuesta posible de política económica. No hay que engañarse, lo que está en juego es el desarrollo, el empleo y la seguridad nacional en lo social.