La Responsabilidad Social Empresarial ha tenido un desarrollo positivo y destacado en los últimos años en el país. Las compañías han contribuido en mejorar el bienestar tanto de sus trabajadores como de las comunidades que hacen parte de su entorno, propiciando procesos sostenibles en proyectos sociales, de desarrollo económico y de medio- ambiente.
La Comisión Europea define la responsabilidad social como “la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores”. Creo firmemente que esta preocupación es genuina en las empresas colombianas por la forma decidida en que están han venido apoyando la gestión gubernamental que se adelanta a través del Departamento para la Prosperidad Social con el proyecto Alianzas por lo social.
Este esquema de acuerdos entre el sector privado y el público, novedoso en nuestro entorno, tiene como finalidad fortalecer la cooperación entre el gobierno y el sector privado para contribuir a la superación de la pobreza, promover la equidad y propender por un medioambiente sano.
Según cifras de la Corporación Fenalco Solidario, en el 2012 las empresas de nuestro país invirtieron cerca de 372 mil millones de pesos en programas de RSE, además que el 76% están certificadas en esta área y han destinado el 10% de sus utilidades a dichos programas, aspecto que ubica a Colombia en un lugar destacado, pues las cifras dan cuenta que en América el promedio está entre el 5 y el 7%.
De otra parte, hace pocas semanas, la Andi reveló la encuesta realizada a 292 compañías, a las que se les preguntó si cuentan con una política o estrategia en RSE y si en la empresa existe un área específica para manejarla. Entre las cifras más interesantes se destaca que 78% de las firmas encuestadas tienen una política en esta área y el 65% tiene un cargo específico para manejarla.
Muchos podrán decir ¿y esa inversión donde está? Yo respondo que en muchos buenos proyectos individuales que de buena voluntad esas compañías patrocinan, pero que no tienen el impacto deseado por carecer de una estrategia que vaya de la mano de una política institucional sólida y por la falta de visualización que realizan las empresas sobre las acciones que están llevándose a cabo. Si no focalizamos nuestros esfuerzos y fijamos políticas claras con organizaciones sólidas que apoyen la iniciativa gubernamental, estas obras de buena voluntad no tendrán el impacto requerido.
Sin embargo, creo que el panorama ha ido cambiando, pues se está generando desde lo público un programa que tiene como finalidad orientar a las empresas sobre la forma de invertir sus recursos dirigidos a la RSE, a través de alianzas entre los dos sectores que generen mayores resultados en la sociedad.
Sin duda estamos dando pasos contundentes, tanto el sector público y como el privado, en la unión de esfuerzos para procurar unas mejores condiciones de vida de muchas comunidades. Son contribuciones que se hacen de todo tipo, unas son en dinero, otras en especie, en capacitaciones, formación o insumos.
Es bueno resaltar que son muchos los empresarios que se han concientizado de la importancia de su aporte para sacar adelante programas sociales de gran impacto. Creo que desde las diferentes organizaciones empresariales, existe el deseo y compromiso por apoyar estas causas gubernamentales.
Contar con aliados en la búsqueda de la superación de la pobreza y las brechas de desigualdad, garantizar los mínimos vitales para los colombianos es fundamental para el logro de metas contundentes en ese campo, en un mediano y largo plazo, pues debemos ser concientes qué tantos y tan variados problemas que enfrentan muchos sectores de la población no pueden ser solucionados de la noche a la mañana.
Lo importantes es que ya despegamos, que cada día crece más el interés de hacer parte de estas causas y que las empresas están hoy más comprometidas en la búsqueda de soluciones para generar más y mejores oportunidades en los sectores necesitados.
El ser socialmente responsable no es una opción, considero que es un deber y una responsabilidad que todas las compañías deben asumir con compromiso y proyectos planificados a corto, mediano y largo plazo. Además estas iniciativas no pueden ser aplicadas en forma aislada, tiene que estar alineadas con un programa social amplio que ojala involucre tanto al sector privado como al gobierno y por supuesto que involucre sectores sociales que realmente necesiten mejorar su calidad de vida.
El concepto de RSE ha cambiado. La época en que se le asimilaba a donaciones o contribuciones puntuales terminó, pues hoy se aplican verdaderas estrategias de inclusión social y promoción de la equidad como mecanismos para coadyuvar a solucionar una problemática que en los países en desarrollo como el nuestro, supera cualquier proyecto gubernamental. Hay que actuar con iniciativas conjuntas entre sector público y privado, para generar un mayor impacto en las comunidades a las que queremos apoyar en su desarrollo.
Creo en la voluntad del sector privado en sacar adelante proyectos que generen un impacto sostenible con una política de impulsar lo social, la economía y el medioambiente.
Luz María Jaramillo, presidente Pavcol.