La implacable Ley de Murphy, atribuible a un ingeniero espacial norteamericano de los años cincuenta, nos advierte que "cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar". Y de alguna forma nos insinúa que es mejor sonreír hoy, pues "mañana será peor". Y para rematar el colmo del pesimismo, la Ley de Murphy sugiere que "todo sale mal al mismo tiempo".
Este parece ser el karma que rige desde hace unos años los destinos de nuestro relacionamiento comercial con Estados Unidos. Durante casi dos décadas, el principio de corresponsabilidad en la lucha contra las drogas ilícitas se tradujo en un trato preferencial arancelario a favor de nuestras exportaciones, que nos permitió consolidar a Estados Unidos como el principal mercado para Colombia.
En el 2002, Estados Unidos amplió la base de productos que se benefician de las preferencias con aranceles cero, pero al mismo tiempo redujo de 10 a 5 años su vigencia. Desde el 2007, la renovación de las preferencias, inicialmente denominadas Atpa y ahora Apdea, se ha perfeccionado por parte del Congreso por periodos anuales, en teoría, para darle espacio legislativo para aprobar el TLC. En la práctica, si bien el congelamiento del TLC en el Congreso norteamericano se ha compensado parcialmente con las renovaciones sucesivas y de corto plazo de las preferencias arancelarias, nuevamente enfrentamos su vencimiento, sin TLC, el 31 de diciembre de 2010.
El presidente Barack Obama ha manifestado en varias ocasiones su deseo de sacar adelante los TLC con Panamá, Corea y Colombia, una vez se resuelvan satisfactoriamente unas pocas fallas -glitches en inglés-. Como dice Albert Hunt en Bloomberg, los verdaderos obstáculos se encuentran en la cerrada oposición de los sindicatos norteamericanos, y en particular de AFL-CIO, cuyo nuevo presidente Richard Trumka, es más proteccionista que su antecesor, John Sweeney.
Por el lado del Congreso, el panorama no pinta mejor. El líder de la mayoría del Senado, senador Harry Reid de Nevada, procura sostener una imagen contraria a los TLC; y la vocera de la Cámara de Representes, la representante de California, Nancy Pelosi, le ha dejado saber a la Casa Blanca que después de la batalla para sacar adelante la reforma de la salud, no tiene interés en poner a sus miembros en un predicamento semejante.
El embajador Ron Kirk, representante Comercial de Estados Unidos, definió recientemente su línea de acción: "no vamos a movernos si tenemos un ambiente político envenenado en Washington en el que cada asunto se convierte en un debate como el de la salud. No queremos eso para los temas comerciales", advirtió.
A ello se suma la agenda comercial de 'comercio justo' promovida por la representante demócrata de California, Linda Sánchez, miembro del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, que incluye como prioridad legislativa la reingeniería de las preferencias comerciales de Estados Unidos.
La representante Sánchez pretende que esta legislación incorpore estándares laborales y medioambientales que los países beneficiarios de las preferencias deberán cumplir para poder gozar de un acceso sin aranceles en el mercado norteamericano. Esperamos que la doctrina del 'comercio justo' no nos deje sin TLC y sin Atpdea.