Por esta época, en la cual los anuncios gubernamentales despiertan poco entusiasmo entre la opinión, es fácil desdeñar el acto del viernes pasado, cuando el presidente Iván Duque lanzó la estrategia nacional de economía circular. Sin entrar en honduras, esta busca el manejo adecuado de las basuras a través de lo que los especialistas conocen como la fórmula de la tres ‘r’: reducir, reciclar y reutilizar.
Tales principios nacen del sentido común, en un mundo en donde calentamiento global, desperdicio y contaminación forman parte de los desafíos de las sociedades más diversas. En los países de mayor grado de desarrollo se han adoptado estrategias orientadas a hacer más eficientes los procesos productivos y minimizar su huella ambiental, pero en América Latina es la primera vez que un Gobierno se mueve en ese sentido.
Los beneficios derivados de hacer las cosas de manera diferente son importantes. En lo que atañe a las empresas se puede conseguir una reducción de costos, a través de la menor utilización de agua y energía. A lo anterior se suma la mejora en reputación, la posibilidad de mejorar las ventas si los consumidores deciden premiar los manejos responsables o las ganancias en productividad.
Más trascendental todavía es recortar el uso de recursos no renovables o disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En la misma línea está el impulso de innovaciones que puede dar origen a nuevas oportunidades de negocio, aparte de convencer a la ciudadanía de que hay opciones sostenibles a la hora de entregar bienes y servicios.
Las metas establecidas no son de orden menor. Según las cifras oficiales, la tasa de uso de residuos sólidos que se vuelven a utilizar están 17 por ciento, pero para el 2022 debería ascender al 30 por ciento. Y en lo que corresponde al manejo de desechos, especialmente contaminantes o peligrosos, el propósito es tratar unas 565.000 toneladas anuales al final del cuatrienio, más del doble que ahora. Ello implica la adopción de una serie de medidas que comienzan con cifras ambiciosas y que, por el bien de todos, ojalá se cumplan.