Las apuestas son las mismas, pero las preocupaciones van al alza. Así podría resumirse el más reciente ejercicio de proyecciones sobre la economía mundial, revelado ayer por el Fondo Monetario Internacional. De acuerdo con la entidad multilateral, el crecimiento del PIB global será de 3,9 por ciento, tanto este como el próximo año, cifras similares a las pronosticadas en abril. Bajo ese punto de vista, la reactivación sigue, debido a la buena marcha en Estados Unidos y otras latitudes.
No obstante, el organismo habló de los riesgos en el horizonte. En particular, señaló que la llamada guerra comercial amenaza con quitarle medio punto al desempeño del planeta en el 2020, afectando consumo e inversión.
Junto a lo anterior, está la incertidumbre política. En la Unión Europea son evidentes las tensiones con respecto a qué hacer con la migración, el libre tránsito de personas por la zona Schengen, los asuntos fiscales o la propia arquitectura del euro. Los más escépticos ponen en duda la supervivencia del bloque comunitario, justo cuando llega la hora de las definiciones en torno el brexit.
América Latina tampoco podía faltar en la ecuación. La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, al igual que las dudas en torno a lo que pueda pasar en Brasil, abren enormes interrogantes. A lo anterior se suma el efecto de los ajustes acordados por Argentina con el FMI.
Debido a esos tres elementos, el desempeño de la región apunta ser peor. El cálculo ahora es de una expansión de apenas 1,6 por ciento en el 2018, cuatro décimas menos que la cifra dada a conocer tres meses atrás. La expectativa para el 2019 es un poco mejor: 2,6 por ciento, aunque dicho guarismo está todavía por debajo del promedio histórico.
Quizás lo único rescatable es que Chile y Perú pintan mucho mejor, aunque el Fondo no lo dijo aún. Incluso Colombia debería registrar crecimientos superiores a la media de un vecindario que sigue sin levantar la cabeza. Por lo menos no este año.