Cuando hace unos días Fedesarrollo dio a conocer el comportamiento del Índice de Confianza del Consumidor en agosto, no faltaron los ceños fruncidos en los analistas por cuenta del deterioro observado. Debido a ello, había una buena dosis de expectativa ante la publicación de los resultados de la encuesta de opinión empresarial para el mismo mes.
Afortunadamente, el parte fue más alentador. Es verdad que en lo que atañe a los comerciantes, el balance es un poco menos positivo que en julio, pero no solo el optimismo continúa y es elevado, sino que supera con creces los datos de un año atrás.
A su vez, el índice de confianza industrial alcanzó su punto más alto desde septiembre del 2016. Tanto la mejora en las expectativas de producción como en el nivel de pedidos, explican ese comportamiento. De hecho, la utilización de la capacidad instalada en el ramo manufacturero mejoró en un punto porcentual frente al año pasado.
Por otra parte, hay que destacar que la percepción con respecto a las condiciones para invertir también muestra tendencia al alza. Desde el punto de vista de la economía, subió el porcentaje de aquellos que creen que el ambiente es favorable. Si bien, todavía son más los que opinan lo contrario, con lo cual la brecha observada se sigue cerrando.
Mucho más notorio es el cambio en lo relacionado con los factores sociopolíticos que experimentó un salto positivo de 42 puntos porcentuales, en comparación con lo dicho en mayo. Es claro que el final de la temporada electoral y el comienzo de un gobierno que definió una agenda amistosa hacia el sector privado, tiene que ver con ello.
Que las cosas se ven con un lente más favorable que antes, toca incluso a aquellas áreas en dificultades como la construcción. Falta aún que ciertos anhelos se traduzcan en un mejor ritmo de los negocios, aunque hay realidades que confirman que la recuperación de la economía colombiana sigue su marcha y que en agosto los vientos soplaron a favor.