Una de las razones que justifican la aprobación de la reforma tributaria es, de acuerdo con sus promotores, aquello que se conoce como la sostenibilidad de la deuda pública. El término tiene que ver con evitar que las acreencias estatales se disparen en valor, y que las condiciones de plazo y de tasa de interés sean las mejores posibles.
Al respecto, vale la pena darle una mirada a las cifras, pues los montos involucrados son considerables. De acuerdo con un reporte del Ministerio de Hacienda, con corte a agosto pasado, las obligaciones del Gobierno Central ascienden a 363 billones de pesos, una cantidad que equivale a más del 42 por ciento del Producto Interno Bruto.
Casi dos terceras partes de lo mencionado corresponden a deudas internas denominadas en moneda local, cuyo cupón promedio es del 9,6 por ciento anual. Esos 236,4 billones de pesos se encuentran representados tanto en títulos atados a la UVR (29 por ciento del total), cuya rentabilidad es variable y depende de la evolución del Índice de Precios al Consumidor, mientras que el 71 por ciento restante genera un rendimiento fijo, establecido en pesos.
Por otro lado, está la parte del exterior, que llega a 43.145 millones de dólares. La suma nace de adicionar tanto los bonos externos (25.582 millones de dólares), como los pagarés vigentes con entidades multilaterales, que incluyen al Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento.
En cuanto a monedas, el 87 por ciento corresponde a la divisa estadounidense, mientras que hay 8 por ciento que se adeuda en euros y 1 por ciento más en yenes, con un costo promedio del 5,1 por ciento anual. La vida media de las obligaciones llega a 12 años en el caso de afuera, al tiempo que en el de los TES emitidos internamente ese lapso disminuye a 6,3 años.
Para el periodo que viene están previstas amortizaciones por 35,8 billones que deberán ser reemplazadas, si bien parte del financiamiento se anticipó en el 2016. Al respecto los expertos dicen que el costo de endeudarse puede subir o bajar, dependiendo de qué tan bien se haga la tarea de mantener la casa en orden. Puesto de otra forma, si la tributaria no sale y el perfil de riesgo del país empeora, habría que pagar más por los nuevos créditos, una perspectiva que golpearía más la salud de las finanzas públicas.
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Las cuentas de la deuda
Si la tributaria no sale y el riesgo país empeora, habría que pagar más por los nuevos créditos, perspectiva que golpearía más las finanzas públicas.
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Ricardo Ávila
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