Son pocos los sectores que pueden afirmar que terminaron la semana en mucho mejor condición que en la que comenzaron. Ese es el caso del ramo de la infraestructura, que no solo celebró su concurrida cita de todos los años en Cartagena, sino que recibió muy buenas noticias para su desempeño futuro.
Y es que la aprobación de la nueva ley de contratación despeja una serie de obstáculos que habían impedido que el ritmo de diferentes obras alcanzara la dimensión esperada. Gracias a las normas que entrarán en vigencia en pocos días, se abre la puerta para adelantar los cierres financieros que estaban en veremos por cuenta de vacíos jurídicos clave.
De acuerdo con las expectativas de la Agencia Nacional de Infraestructura, antes de terminar diciembre se finiquitarían cuatro negociaciones en curso, mientras que en el 2018 serían concluidas una decena adicional. Eso quiere decir que de la treintena de concesiones adjudicadas, 22 tendría sus fuentes de recursos plenamente identificadas.
Lo anterior se combina con la labor que adelanta la Financiera de Desarrollo Nacional, que ha jugado un papel clave en este esfuerzo. Aparte de los recursos provenientes de la venta de Isagen, que servirán para apalancar múltiples iniciativas, está el desarrollo de opciones que pasan por bonos y fondos de inversión.
Debido a ello, aumenta la probabilidad de que los pronósticos oficiales se cumplan. Así, entre el próximo año y el 2020 se llegaría a un pico en la actividad asociada a las llamadas 4G, algo que redundaría en favor de la economía. Los cálculos disponibles aseguran que las mayores inversiones le agregarían un punto porcentual al Producto Interno Bruto.
Junto a lo anterior, está lo que puede venir en el futuro. Si bien la situación de las finanzas públicas del Gobierno Central es difícil, ahora el foco se traslada al ámbito local. Bogotá, sin ir más lejos, demandaría recursos por más de 60 billones de pesos, con lo cual el tren de la infraestructura tendría su velocidad asegurada.