Aquel conocido refrán según el cual ‘la esperanza es lo último que se pierde’ fue usado por más de un optimista que aspiraba a un repunte tardío en el ritmo de la economía colombiana. Sin embargo, a menos de dos semanas del final del año, es cada vez más claro que ese segundo aire nunca llegó.
No de otra manera pueden interpretarse los reportes que entregó el Dane el viernes con respecto al comportamiento de la industria y el comercio durante octubre. En ambos casos, las cifras son malas y muestran que la desaceleración de los últimos meses se hace más fuerte. Tal parece que el tímido impulso que venía del primer semestre se acabó.
Así lo sugiere la actividad manufacturera, que en el décimo mes del año registró un aumento de apenas 0,4 por ciento. Si a esa cifra se le quita el efecto de la entrada en operación de la refinería de Cartagena, el balance se vuelve negativo. De hecho, dos terceras partes de los sectores individuales analizados se encuentran en rojo, algo que debería hacer sonar las alarmas dentro y fuera del Gobierno.
Tal como van las cosas, todo apunta a una expansión del segmento bien inferior al 4 por ciento al terminar el 2016, menos de la mitad de lo que mostraba la proyección oficial. Los renglones en problemas son múltiples y van desde las confecciones hasta la metalmecánica, pasando por la fabricación de muebles. Hay un claro síntoma de debilidad en la demanda interna que no se veía desde hace un buen tiempo.
El inquietante parte se extiende al comercio, cuyas ventas tampoco van bien. En octubre se registró una nueva contracción –esta vez del 0,7 por ciento–, con lo cual es probable que el año alcance un balance negativo. Parte de la responsabilidad la tiene el capítulo de los vehículos, pero la verdad es que los problemas son mucho más generalizados.
Tales informes plantean serios interrogantes con respecto al futuro cercano.
Hasta el momento, el personal ocupado evoluciona positivamente, aunque de seguir las cosas así, llegará el momento del estancamiento o –peor aún– de los recortes de empleados.
Encontrar la chispa que vuelva a encender la máquina apagada no será fácil. Para buscar soluciones al problema, lo primero que debe hacerse es reconocer que existe. Solo así será factible recuperar la esperanza, con el anhelo de que el 2017 muestre una tendencia distinta.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto
Se acabó el impulso
Las cifras reveladas por el Dane son malas y muestran que la desaceleración de los últimos meses se hace más fuerte.
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