En la reciente campaña presidencial, no se puso en duda la capacidad y preparación de Iván Duque. Para muchos, los dos grandes interrogantes eran si él sería solo un títere de Uribe y, de otra parte, cómo manejaría, ante la falta de experiencia en manejo de crisis, las múltiples situaciones que con seguridad se le van a presentar.
Falta mucho por ver, pero merece, como mínimo, el beneficio de la duda antes de criticarlo, incluso, como hizo Petro, que convocó manifestaciones para el mismo día de la posesión, con resultados muy pobres, afortunadamente.
El estreno del nuevo estatuto de la oposición, la composición del Congreso y la existencia de muchos inconformes con el estado de cosas que no votaron por Duque, garantizó, desde el primer día, que nada iba ser sencillo para él. Lo que no se anticipaba era que iba a tener que enfrentar, desde el primer momento, el ‘fuego amigo’ de quienes, supuestamente, deberían estar de su lado.
El discurso del señor Macías fue algo incomprensible, que refleja un odio visceral hacia Santos y una gran miopía en términos políticos, al hacerle un daño significativo al gobierno que empezaba. Olvidar que era el presidente de todo el Congreso y hablar como si estuviera en un mitin político de su pueblo solo podía causar molestia entre la gran mayoría de sus colegas, incluyendo a algunos del Centro Democrático.
Y, como alguien decía, contribuyó a promover un ‘santismo’ que, de otra manera, tal vez no se hubiera manifestado. Como era de esperar, la línea dura de ese grupo aplaudió esa actitud sin que les importara, entre otras, que lo que estaban era quitándole protagonismo a su candidato en su estreno como primer mandatario.
Como si fuera poco, luego hemos visto las absurdas posiciones de criticar algunos de los nombramientos con argumentos de un fundamentalismo muy preocupante, como fueron los casos del Viceministro de Vivienda y de la Ministra de Minas.
Ojalá los moderados del Centro Democrático se estén dando cuenta de que el país es otro, que no tienen mayorías en el Congreso y que solo mediante coaliciones pueden lograr sacar adelante sus iniciativas. La elección del Contralor ya les está mostrando cómo son las cosas y recordándoles que ‘la política es dinámica’.
Por ejemplo, el ‘derrotado’ en la primera vuelta se está convirtiendo en jugador de mucho peso en el nuevo escenario. Vargas Lleras y sus seguidores, actuando como independientes, se vuelven pieza esencial en la relación con el Congreso.
Duque, afortunadamente, viene dando muchas muestras de independencia y de carácter al respaldar a quienes ha nombrado y han sido cuestionados sin razón, y corrigiendo, como fue el caso del ‘embuchado’ que le estaban metiendo para el nombramiento en la Unidad de Protección. Acertada, también, la ratificación del Superintendente Financiero, mostrando que no está cambiando todo. Ha sido ponderado y se ha alejado del revanchismo de algunos.
Ha comenzado bien, ahora le toca mostrar de que está hecho, pues, como se dice coloquialmente, le están ‘midiendo el aceite’, y de cómo maneje esta primera prueba dependerán muchos sus resultados como gobernante.
Ricardo Villaveces P.
Consultor privado
rvillavecesp@gmail.com