En 1993, el profesor Samuel Huntigton publicó en Foreign Affairs un artículo titulado ‘El Choque de las civilizaciones’, el cual dio lugar a muchas reacciones de intelectuales y académicos de la época y justificó, posteriormente, que en 1996 se convirtiera en libro: El choque de las civilizaciones y la reconstrucción del orden Mundial.
Como ocurre con frecuencia, publicaciones de este tipo originan debates y poco a poco van quedando en el mundo de los académicos, pero escasa atención se les da en los foros empresariales y en los espacios donde se toman las decisiones a nivel gubernamental.
Huntigton lo que dice, en resumen, es que terminada la Guerra Fría y el mundo bipolar que caracterizó ese periodo, el planeta se realineará no por cuenta de fronteras políticas, muchas de las cuales son herencia del pasado colonial, sino debido a las afinidades y diferencias culturales y por las características de las respectivas civilizaciones. En el momento de la publicación de su libro, hacía referencia a los conflictos de Chechenia, Asia Central, Cachemira, Tíbet, Sri Lanka y Sudán, entre otros.
Hoy, tenemos que pensar en Gaza, Ucrania, Siria, Irán, Irak, pero más que pensar en países, lo que es evidente es que para entender lo que ocurre hay que analizar son temas como Yihad, estado islámico, eslavismo, sunitas, chiitas.
En fin, diversas justificaciones, para adoptar posiciones fundamentalistas que llevan a polarizaciones que en otros momentos hubieran parecido impensables para un mundo en el siglo XXI.
Lo insólito es que esas tendencias extremas de alguna manera se manifiestan también en sociedades que, en teoría, deberían caracterizarse por su tolerancia, como es el caso de EE. UU. Sin embargo, no es sino pensar en el radicalismo del Tea Party para ver lo que se puede esperar en un país en el cual el americano ‘tradicional’ y los Wasp (White-Anglo Saxon Protestants) van en camino de convertirse en minoría por cuenta de diversos grupos con culturas diferentes, entre los cuales los hispanos serán mayoría.
Qué decir de las tendencias separatistas que se observan en Europa con escoceses, catalanes, vascos, flamencos, buscando autonomía y corrientes xenófobas y nacionalistas marchando en contravía con las tendencias unificadoras que dejaron las guerras europeas del siglo XX.
En fin, se podrían seguir mencionando un sinnúmero de ejemplos que ponen de presente la transición en que se encuentra el mundo, pero lo importante es tomar conciencia de lo que viene ocurriendo. Por razones culturales, de historia, políticas y también económicas (y solo basta pensar en China y su impacto), hay que entender que se está redefiniendo el mundo en el que vivimos y en Colombia aún estamos solucionando conflictos internos entre grupos que no tienen las diferencias esenciales que los justifiquen.
Vivimos abrumados por cosas absurdas como las peleas entre el Fiscal y la Contralora o la corrupción rampante, cuando deberíamos estar ocupándonos en utilizar nuestras fortalezas para aprovechar las oportunidades que seguramente se desprenderán de los reacomodos que vienen registrándose a nivel global.
Ricardo Villaveces
Consultor privado
ricavip@gmail.com