Los indicadores de la tasa de desempleo en Colombia correspondientes al mes de febrero, publicados por el Dane en días recientes, merecen un comentario especial. Según la entidad, en febrero del 2018 la tasa de desempleo abierto en Colombia para el total nacional alcanzó el 10,8 por ciento, en tanto que en el mismo mes del 2017 esta fue del 10,5 por ciento, o sea que presentó un aumento. Cuando se comparan las cifras para las trece principales ciudades y áreas metropolitanas, se evidencia que el aumento en la tasa de desempleo fue aún mayor, pues pasó del 11 por ciento en febrero del 2017, a cerca del 12 por ciento en igual mes del año en curso.
Tales incrementos en la tasa de desempleo abierto en Colombia no deben sorprender, dada la baja tasa de crecimiento que viene registrando la actividad económica en el país y particularmente la edificación y la construcción de vivienda en las ciudades, el comercio y la industria manufacturera, además, claro está, de la minería provocada principalmente por la baja en la producción de petróleo. Por lo demás, es conocido, que las reducidas tasas de desempleo abierto que se registran en las pequeñas poblaciones y en zonas rurales no son un fiel reflejo de lo que allí acontece, pues la informalidad laboral predomina en todos aquellos territorios y la tasa de desempleo abierto no es una buena medición de las mayores o menores oportunidades de trabajo que allí se presentan.
En aquellas regiones el desempleo disfrazado o encubierto y el empleo casual o subempleo tiende a ser la norma. De hecho, según se ilustró en el informe de la Misión Rural para La Transformación del Campo en la agricultura colombiana la mayoría de los trabajadores son informales y ni siquiera perciben el salario mínimo legal.
En la realidad, como lo argumentan reiteradamente las autoridades, es cierto que en los últimos años se ha logrado reducir algo la tasa de desempleo abierto en Colombia y la informalidad laboral. Con todo, cuando se comparan las tasas de desempleo de Colombia con las registradas en economías avanzadas y emergentes se encuentra que nuestro país sigue siendo uno con las mayores tasas de desempleo del mundo.
De acuerdo con los indicadores presentados en la revista The Economist, la tasa de desempleo de Estados Unidos y China son inferiores al 4 por ciento anual y las de la Unión Europea alcanzan el 8,6 por ciento. Por su parte, entre los países emergentes se registra que únicamente Suráfrica y Brasil registraron tasa de desocupación mayor que las de nuestro país.
El hecho real y concreto es que el desempleo es una de las principales preocupaciones del acontecer económico nacional, y que la forma de reactivar la economía nacional y las medidas concretas para generar empleos estables y formalizar la actividad laboral deben ser tema central de debate que se viene adelantando entre los candidatos a la Presidencia a la República. Hasta ahora, todos los han hecho referencia a la importancia de formalizar el empleo, pero no han detallado las medidas concretas para lograrlo, y en cuanto hace a las políticas para reducir el desempleo poco se ha debatido al respecto.