El informe sobre inflación del Banco de la República presenta pronósticos de la economía colombiana y destaca los riesgos de más largo plazo, cuyos análisis vale la pena comentar. Los pronósticos de crecimiento económico y de inflación son optimistas. Sugieren que en el 2013 la economía colombiana se expandiría a una tasa cercana al 4 por ciento. Probablemente será algo inferior. En cuanto al PIB por ramas de actividad, se espera que los sectores de mayor crecimiento en el 2013 sean, en su orden, la construcción y la agricultura, con ritmos de expansión superiores a los de la economía en su conjunto. Por el contrario, la industria sería el sector con el desempeño más pobre.
Para el 2014 espera un mejor desempeño, pues juzga que el crecimiento estará favorecido por una mayor expansión de los socios comerciales, términos de intercambio relativamente altos, mejores condiciones laborales y políticas monetaria y fiscal expansivas. En cuanto a las ramas de actividad, espera que la construcción y la agricultura continúen siendo importantes. Si bien las perspectivas de la construcción son claras, dados los programas oficiales de vivienda gratuita, lo relacionado con la agricultura no es tan evidente, pues los precios al productor, según el IPP, han venido descendiendo.
Estima, asimismo, que la minería recuperaría su dinamismo, convirtiéndose de nuevo en uno de los sectores que mayor contribución hacen a la expansión del PIB colombiano, sustentados en el funcionamiento de gran parte de proyectos e inversiones hechos en los últimos años. El Banco no analiza y presupone que los precios internacionales no caen y que los ataques terroristas a la infraestructura no afecten severamente la producción. También indica que la industria debería comenzar a reportar tasas de crecimiento positivas.
En el frente de inflación juzga que para el resto del 2013 y el 2014 las presiones al alza sobre los precios son escasas y proyecta que la inflación anual al consumidor se mantendría por debajo del 3 por ciento. No obstante, destaca algunos riesgos que podrían jalonar hacia arriba algo la inflación interna, como podrían ser una depreciación más acelerada de la tasa de cambio en el evento en que se opte por acelerar el desmonte de los estímulos monetarios en EE. UU., y un aumento mayor al previsto en los precios de los alimentos.
Igualmente, menciona la transmisión al Índice de Precios al Consumidor de los incrementos en los precios de la vivienda, los cuales, según el informe, vienen aumentando a más del 10% anual. A estos factores habría que agregar un incremento significativo en los salarios mínimos, como concesión oficial no descartable en épocas electorales.
En términos de los riesgos a la estabilidad económica de más largo plazo resalta principalmente tres: una tendencia hacia la depreciación real, como consecuencia de una eventual reducción en la compra de activos por parte de la Reserva Federal de EE. UU. La normalización ordenada de la política monetaria de los países avanzados podría también aumentar el costo del financiamiento externo.
Por último, destaca la continuación en Colombia de los aumentos de los precios de la vivienda nueva y usada, que han seguido presentando altas tasas reales de crecimiento. Aunque el informe anota que la política fiscal será expansiva, lo que hace suponer un mayor financiamiento público, en el estudio no analiza a profundidad el tema fiscal.
Roberto Junguito
Exministro de Hacienda