Para Douglas North, Premio Nobel de Economía, las instituciones son las reglas de juego de una sociedad y, a su juicio, los cambios institucionales, a lo largo de la historia, han sido más importantes que los tecnológicos para explicar el desarrollo económico. Las instituciones proporcionan una infraestructura que sirve para establecer el orden y reducir la incertidumbre, facilitan la estructuración de los incentivos en una economía y reducen los costos de transacción.
Las organizaciones, por su parte, incluyen los cuerpos políticos, económicos y sociales que apoyan las instituciones y hacen que estas se perpetúen.
En el mismo sentido, James Robinson y Daron Acemeglu en su libro, Porque fallan las naciones, argumentan que lo que, en esencia, ha llevado a las naciones a prosperar son sus instituciones. Para dichos autores, los países que han fallado son aquellos que han establecido instituciones ‘extractivas’ que favorecen a los grupos selectos de la sociedad, frente a las catalogadas como ‘inclusivas’ y que corresponden a organizaciones y políticas que estimulan la educación, el cambio tecnológico y el bienestar, mediante la participación de toda la población.
La evolución de las instituciones económicas en Colombia ha sido lenta y llena de obstáculos, pero a lo largo del siglo XX y lo que va del presente se pueden destacar avances importantes. En 1918, por recomendación de Esteban Jaramillo, se estableció de manera definitiva el impuesto a la renta, luego de ensayos frustrados durante el siglo XIX. El Banco de la República y la Superintendencia Bancaria, hoy Superintendencia Financiera de Colombia, surgieron de la Misión Kemmerer en los años 20. La institucionalidad cafetera, actualmente en tela de juicio, nació con la creación de la Federación en 1927 y el Fondo Nacional del Café en 1940. Las transferencias públicas para la educación se iniciaron a finales de los 50, se formalizaron con el situado fiscal en 1968 y se convirtieron en el actual Sistema General de Participaciones con la Constitución de 1991. Esta también transformó al Banco de la República en banco central independiente y su a junta directiva en autoridad en materia monetaria, cambiaria y crediticia. Esta estableció el régimen de tasa de cambio flexible y el esquema de inflación objetivo a fines de los 90. Por su parte, las leyes de responsabilidad fiscal y el marco fiscal de mediano plazo datan de inicios de este siglo, en tanto que la regla fiscal tiene menos de cinco años. Esto para citar algunos ejemplos.
El gran reto de la administración Santos II es avanzar en el desarrollo de la institucionalidad colombiana.
En lo que hace a la agricultura, el Plan de Desarrollo 2014-2018 propone la transformación del campo y solicita facultades extraordinarias al Ejecutivo para reformar sus instituciones, pero no define en cuál dirección se piensa adelantar dichos cambios. En cuanto a la seguridad social, se ha hablado de una reforma a las pensiones, pero, salvo la puesta en marcha de los Beneficios Económicos Periódicos (Beps), es poco lo que se ha avanzado. En el tema tributario, se busca adelantar una reforma estructural y se designó una respetable comisión para adelantar propuestas.
Pero, quizás, lo más importante es que se viene trabajando en el proceso de paz, que, de consolidarse adecuadamente, podría representar un cambio institucional de gran envergadura.
Veremos si prosperan estas reformas ‘inclusivas’.
Roberto Junguito
Exministro de Hacienda
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