La semana pasada, como lo indica la revista The Economist, el índice de volatilidad VIX, que mide las fluctuaciones de los mercados de valores, alcanzó su mayor salto y nivel desde el 2011. Esta volatilidad, como editorializó Portafolio, se dio en todos los mercados mundiales. En China, ocurrió una caída de los precios de las acciones a partir del ‘lunes negro’ 24 de agosto, y se repitió con severidad el martes. Esto llevó a las autoridades monetarias de ese país a reducir las tasas de interés para imprimir liquidez de la economía y calmar el desplome del mercado. Ya para el día 27 se anunciaba que los mercados de valores de China y el resto del Asia habían retomado un curso de recuperación.
En Estados Unidos, un par de días más tarde, las noticias positivas sobre el crecimiento del 3,7 por ciento de la economía norteamericana condujeron a que los mercados registraran aumentos muy significativos en los índices de precios de las acciones de ese país, como el Standard & Poor’s y el Nasdaq.
Pero, la realidad, es que la volatilidad no solo se dio únicamente en los mercados de valores con los precios de las acciones. También sucedió una gran volatilidad en los precios internacionales de los productos básicos, notablemente el petróleo y en las tasas de cambio, que se reflejó de manera muy significativa en la tasa de cambio del peso colombiano con respecto al dólar.
La caída de los precios del petróleo de referencia WTI en los primeros días de esa semana, que llegó a situarse por debajo del umbral de los 40 dólares por barril, provocó la depreciación del peso colombiano, y la tasa de cambio del peso con respecto al dólar registró sus niveles más altos históricos. El miércoles 26 marcó nuevo récord, cerrando en 3.261,60 pesos. Pero, ya hacia para el jueves 27, la divisa estadounidense cayó casi 100 pesos por la fuerte alza del petróleo, que superó los 42 dólares por barril. El viernes, el dólar continuó bajando a la vez que el crudo seguía al alza.
Son varias las lecciones que se pueden extraer de lo sucedido en los mercados financieros. Lo primero es que la volatilidad de los mercados se ha venido acentuando y esto exige a los agentes económicos utilizar los instrumentos como los mercados de futuros para cubrirse de los riesgos de esas fluctuaciones. Lo segundo es estar conscientes que dichas volatilidades obedecen, muchas veces, no solo a motivos puramente especulativos, sino también a factores fundamentales, que determinan el rumbo de los mercados. Como ejemplos, cabe resaltar que la desaceleración la actividad económica de China provocó un desinfle de su mercado de valores, en tanto que las noticias del mayor crecimiento de Estados Unidos se reflejó en un auge de su mercado accionario.
De igual manera, en Colombia se está evidenciando que las fluctuaciones en el precio del petróleo tienen una repercusión significativa e inversa en la tasa de cambio.
La tercera es que la prensa no se debe limitar a anunciar con grandes titulares los derrumbes y auges de los mercados financieros, también deben buscar dar explicaciones sobre lo ocurrido e informar, en detalle, acerca de las medidas adoptadas por las autoridades para enfrentar la volatilidad de los mercados.
Roberto Junguito
Exministro de Hacienda
roberto.junguito@gmail.com