Coronel Brent: ¡salve usted a la patria! La carga del marcador Brent, ya en 70 dólares por barril, va a salvar la economía colombiana de que, como en el Pantano de Vargas, la flanqueen la caballería de las elecciones y el malestar universal con el gobierno Santos. Existe la posibilidad de que se sobrepasen las previsiones más optimistas sobre el crecimiento de PIB en el 2018 y de que el susto del BBB- quede atrás. Las razones son sólidas.
Está surtiendo efecto la amarga receta para reducir inventarios. La disciplina de la Opep y sus consorciados es admirable, a pesar de sus agrias diferencias políticas. Era indispensable, puesto que el ajuste tomó más tiempo del previsto hace un año. La oferta ha quedado por debajo de la demanda, con la consecuente reducción de inventarios, que, en Estados unidos, por lo menos, se encuentran ya por debajo de su promedio histórico. Apoya, claro, que el crecimiento de la economía mundial esté superando expectativas y que un soplo polar esté congelando el hemisferio norte. Los precios actuales son los mejores en tres años, justo antes de la gran debacle.
En la última década, la producción de petróleo de esquistos (shale) ha sido el coco del precio del petróleo. Y ahora, previsible, el número de taladros activos en las prolíficas cuencas del Permian y el Bakken, en Estados Unidos, ha venido creciendo paulatinamente, a la par con la cotización. Pero el panorama actual es algo distinto. La compraventa de crudo está firmemente en el terreno de backwardation, gracias a la reducción de los inventarios, tal como lo buscaba la Opep. Se recordará, que backwardation se da cuando los precios futuros son menores que los del día.
Antes de la destorcida, con los inventarios por las nubes, los productores por fracking colocaban su petróleo a futuro con un bono considerable (contango) y así obtenían más fácilmente financiación. No más. El asunto es clave porque la mayor parte del petróleo de esquistos se produce a debe. Está creciendo, por supuesto, pero esta vez, al parecer, sin desbocarse. Los banqueros están siendo más prudentes, sobre todo si se considera que, con mirada macro, toda la industria del shale está todavía por llegar a flujo de caja positivo.
Piénsese, sin embargo, que, salvo Estados Unidos, China, Canadá y Brasil, todos los demás productores de crudo importantes están con la Opep en el consorcio restrictivo.
No está vedado que los empresarios de Texas, Nuevo México y Dakota del Norte contribuyan con producción adicional para ayudar a neutralizar la demanda que está barriendo peligrosamente con los inventarios acumulados. Estados Unidos llegará muy probablemente a producir 10 millones de barriles diarios este año. La incógnita es saber si con petróleo a 70 dólares barril, se estimula en exceso la extracción del petróleo de esquistos, lo que nulificaría la acción reguladora de los consorciados. No hay respuesta. Nadie sabe.
Lo que sí se rumora es que el príncipe heredero, Mahoma bin Salman, necesita 70 dólares por barril para cuadrar cuentas en su lucha por reformas económicas y el poder en Arabia Saudita. Los dueños de dos terceras partes de los 95 millones de barriles diarios de producción mundial, y especialmente Rusia, entre ellos, lo acompañan amarrando la oferta. Y aspiran a regularla suavemente cuando se necesite más crudo.
Ese sería premio adicional para sus esfuerzos. Además, pretenden evitar nuevos desórdenes del mercado. Como para don Sancho en Bocachica, en 1697, contra los piratas, ha llegado el momento de la verdad, y el de las lanzas del coronel Brent.