El Gobierno hace bien, algo tarde, en revelar su plan B para el barrigazo, por cuenta de la baja de los precios del petróleo y el riguroso ajuste fiscal, después de drogarse con la bonanza (28% de los ingresos fiscales) y excederse en mermelada. Bueno sería un plan C para la Tesorería y la balanza comercial, en caso de alza del crudo, así sea un factor exógeno e incontrolable.
Sin ser comerciante de ultramar, don Sancho Jimeno, quien defendiera Bocachica con brío contra los piratas en 1697, sabía que las noticias sobre las cargazones y zarpe de los galeones repercutían la cotización de la plata en Sevilla. Opinaría ahora que sopesar los factores que inciden sobre el importe del petróleo es vital para formular política económica. Lo primero es considerar que lo peor ya pasó, como cuando los lingotes atracaban sin contratiempos a la vera de la Torre del Oro.
La sorpresa es la rapidez con que está reaccionando la demanda. Como se recuerda de los shocks, se ahorra energía cuando suben los precios. Resulta, sin embargo, que la demanda es elástica y se reanima también con la baja del crudo. En EE. UU. ha aumentado este año al 4,1% y en Europa está ligeramente al alza, tras años de contracción. Nunca antes se habían vendido tantos insaciables SUV en China y EE. UU. El neto es que la demanda global se incrementará, muy probablemente, en dos millones de barriles por día (bd), que contrasta con el menos de un millón en el 2014.
Por los lados de la oferta, los precios bajos han comenzado a morderla, aunque los drásticos y publicitados reajustes en la inversión, Ecopetrol incluida, apenas se han comenzado a sentirse. Garantizan recortes de producción (o cero crecimiento) este año y en los venideros. El crudo de esquistos ha seguido aumentando, a menor ritmo, en lo que va del 2015, pero como consecuencia del ciclo de perforaciones hechas hace seis meses o más. Está por agotarse al embodegar el 60% de los taladros activos, que ningún aumento de eficiencia puede compensar.
La producción de petróleo no Opep creció en 2’400.000 bd en el 2014. Este año lo hará, probablemente, en 600.000 bd. Para el 2016 es posible una contracción. La reacción de los precios traería renovado interés en esquistos, pero no todos estos son iguales. El esquisto mediocre que se venía explotando tardará mucho en regresar. Por ahora, no es más que oportunidad de inversión con retorno negativo. También se demorarán en volver, si vuelven, campos convencionales marginales por todo el mundo.
En cuanto a la Opep, en noviembre del 2014, los productores de bajo costo del golfo Pérsico decidieron no perder participación de mercado. Están bombeando a todo lo que da y hoy están saliendo medio millón de bd de su actual oferta para refrigerarlos en el verano del desierto. La capacidad ociosa para equilibrar precios yace, sujeta a las fuerzas del mercado, en los esquistos gringos. Adiós cartel. Todo apunta a que el cruce de la oferta y la demanda ocurrirá a un precio superior al actual.
Si bien el precio del petróleo, dados los altos inventarios, no refleja prima geopolítica, Isis avanza en Irak y Arabia Saudita bombardea chiitas amigos del Ayatola en Yemen, por donde transita petróleo del golfo rumbo a Suez. Escenarios desestabilizantes, no compensados por el eventual acuerdo atómico con Irán, que de todas maneras tardaría años en realizar su potencial. Mejor no pensar en catástrofes, pero Hacienda debe estar observando de reojo la reunión de hoy en Viena.
Rodolfo Segovia
Exministro - Historiador
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