La Reforma Tributaria que presentó el ministro Mauricio Cárdenas al Congreso, no es la reforma estructural que se esperaba, ni la que se venía discutiendo, y sobre la cual se tejieron todo tipo de especulaciones.
La reforma actual, de aprobarse, atacaría una de las causas del desempleo y la informalidad, como son los sobrecostos a la nómina, e iría al corazón de la competitividad de quienes generan empleo formal.
La informalidad en Colombia, empresarial y laboral, supera el 60%; es de las más altas de América Latina y se mantiene inalterada, independientemente de la tasa de crecimiento.
Es una enfermedad que afecta la productividad, excluye de la seguridad social a los que se mantienen en ella, perpetúa la pobreza y va en detrimento de la competencia al permitir la coexistencia de empresas que operan por fuera de la ley, no pagan impuestos, ni prestaciones sociales y, mucho menos, parafiscales.
Entre las razones de la informalidad están los sobrecostos a la nómina, así como la inflexibilidad de los contratos laborales y el costo de los despidos, pero además, la cultura hacia la informalidad, la calidad de la educación, la baja productividad laboral y un salario mínimo superior al ingreso medio de la economía, entre otros.
El ministro Cárdenas decidió concentrarse en los sobrecostos a la nómina y, en particular, en los parafiscales a cargo de los empleadores que tienen como fin la financiación del ICBF y el Sena. Igualmente, la reforma, al trasladarle al Gobierno Nacional la financiación de la salud a partir del 2014, busca dar solución a los problemas de sostenibilidad financiera de este sector, cuyo origen está precisamente en la informalidad.
Esto tiene mucho sentido, más aún, ahora que con la igualación del POS, no existe diferencia entre los dos regímenes y aumenta el incentivo para la informalidad.
La reforma propone exonerar, a partir de enero del 2013, a las empresas del pago de los parafiscales para los trabajadores que devengan hasta 10 salarios mínimos.
También planeta eximirlas del pago de la cotización del régimen contributivo de salud a partir de enero del 2014 para este mismo grupo de empleados.
El alivio por cuenta de estas medidas es una reducción de 13,5 puntos. Para sueldos superiores a 10 salarios mínimos, la reforma no solo mantiene el régimen actual, sino que aumenta el aporte al ICBF de 2% a 3%.
Para la financiación del Sena, el ICBF y la salud a partir del 2014, la reforma plantea la creación del Impuesto de la Equidad Cree, con una tarifa de 8%. A su vez, para mantener la tasa total de impuesto de renta en el 33%, propone la reducción del costo de este tributo al 25%.
La reforma beneficia, en particular, a las empresas que son altamente generadoras de empleo, así como a aquellas en las que el grueso de su nómina devenga menos de 10 salarios mínimos. Para las organizaciones intensivas en capital, el alivio será menor, aunque de ninguna manera irrelevante.
Si bien los sobrecostos a la nómina son una de las causas de la informalidad, no hay que perder de vista que para combatirla se requiere trabajar, igualmente, en las otras causas que la generan. Es la única forma de inclinar la balanza hacia la formalidad.
Rosario Córdoba G.
Presidenta del Consejo Privado de Competitividad
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