Este año se celebra el aniversario 40 de la Constitución de España, la ley fundamental que abrió el paso a la democracia y a la modernidad, luego de tres años de cruenta guerra civil (1936-1939) y de casi otros 40 de una salvaje y férrea dictadura que dejó hondísimas cicatrices en el país ibérico.
La Constitución en su versión actual tiene 163 artículos y solo dos modificaciones, estas para adaptarse a decisiones de la Unión Europea. En comparación, la de Colombia tiene 380 artículos y un montón de transitoriedades, excepciones y manoseos, especialmente para adaptarla al tal acuerdo, que fue negado por la mayoría el 2 de octubre del 2016.
La primera y más dura prueba de su estabilidad llegó apenas dos años después, de la mano (y funda) de un chafarote llamado Antonio Tejero Molina, un nostálgico fascista y guardia civil activo, con el rango de teniente coronel.
Tejero, como en opereta, y en vivo por televisión, ingresó disparando al aire en el recinto del Congreso de los Diputados, pensando que con ello resucitaría al dictador Franco, quien estaba sellado en la tumba del Valle de los Caídos, de donde será sacado por disposición legal en pocas semanas, para ser trasladado a una tumba fuera del monumento.
La bravuconada, que terminó con el ‘pacto del capó’, porque la rendición de los golpistas se firmó sobre el capó de un campero, terminó con la condena de 30 golpistas. La mayor de ellas fue para el señor Tejero, con 30 años de cárcel. Fue puesto en libertad en 1996 y ahora pasa sus últimos años (tiene 86) en un apartamento en el centro de Madrid.
La versión moderna del golpista está incorporada en presuntos delincuentes, algunos presos y otros prófugos, e incluso en uno que hoy ocupa el puesto de mando en la Generalitat, en la Plaza de San Jaime, en Barcelona. Ellos intentaron llevar a cabo un referendo ilegal de secesión de Cataluña el primero de octubre del 2017 y por ello, y más actos de sedición, se enfrentan hoy a la justicia, que los acaba de llamar a juicio.
Los golpistas son liderados por un opaco gironés, llamado Carlos Puigdemont, quien está prófugo y protegido por jueces belgas en Waterloo, donde Napoleón sufrió su última derrota en manos de prusianos e ingleses en 1815. A Puigdemont lo acompañan seis exconsejeros, y pretenden montar un ‘gobierno en el exilio’.
En España están presos varios exconsejeros y el exvicepresidente, Oriol Junqueras, quien, desde la cárcel, está imponiendo condiciones al gobierno socialista para la aprobación del presupuesto que acabaron de acordar el presidente Pedro Sánchez y el Petro español, Pablo Iglesias, un extremista de izquierda, que ha resultado comprando un lujosísimo chalet en los suburbios de Madrid.
Iglesias y su esposa (¡también diputada!), no han podido dar explicaciones muy convincentes, como en el caso de Lula de Silva, del avalúo comercial del citado inmueble ni del origen de los recursos utilizados para adquirirlo.
Feliz cumpleaños Constitución española, tiene grandes retos por delante para mantener el régimen de monarquía parlamentaria, el que le ha dado a España el mayor grado de bienestar de toda su historia desde la Cueva de Altamira.