Arthur Okun, asesor económico del presidente Lyndon B. Johnson en los años sesenta, ideó un indicador para cuantificar el grado de ‘miseria’ (definida como desgracia o infortunio) de la población. Es decir, en qué medida la gente se puede sentir infeliz por el efecto en sus vidas del mal desempeño de algunos indicadores económicos. Intuyó que mayores niveles de las tasas de inflación y de desempleo, tendrían más deprimida a la población, y ello es más que obvio.
Años más tarde, el profesor Robert Barro, de la Universidad de Harvard, añadió a la fórmula las tasas de interés de los bonos de largo plazo del Tesoro de EE. UU., y también, con signo negativo, el crecimiento del PIB. Mayores tasas de interés frenan la economía y mayores crecimientos del PIB pueden aliviar, en alguna medida, el sentir miserable de la población. Después, la tasa del bono fue sustituida por la tasa de interés activa de los bancos, es decir la tasa a la cual cobran por los préstamos a sus clientes.
Desde hace unos diez años, el economista Steve Hanke adoptó una variante del índice para países alrededor del mundo y esta medida fue acogida por el Instituto Cato, un centro privado de estudios en Washington. Cada año, divulga los resultados de dicha medición, para un número cada vez mayor de países.
En días recientes, Cato publicó el resultado del 2016, para una muestra de 59 países. La noticia apenas mereció mención en los medios colombianos, y menos en los discursos del gobierno. La razón es evidente, y muy alarmante: en el 2016 Colombia ocupa el puesto 10 entre los países más ‘miserables’, con un puntaje total de 28,7, el peor resultado desde que es calculado el índice.
El repunte de la inflación, las tasas de interés en niveles intolerables para la industria y los consumidores, el repunte del desempleo, y la muy baja tasa de crecimiento del PIB en el 2016, son los determinantes de tan mediocre resultado. Fuimos superados en la región en grado de miseria solo por Venezuela (siempre en el primer lugar), Argentina (donde la inflación no cede) y Brasil (que está en la peor situación de la última década).
Lo peor es que, al igual que en la encuesta de clima de negocios ‘Doing Business’, del Banco Mundial, Colombia viene ganado puestos en su camino hacia la miseria total. En el 2014, nuestro país ocupaba el puesto 50, con tan solo 19,6 puntos. Ha sido tan rápido el deterioro de las variables determinantes, que el Instituto Cato destaca que: “cerrando la lista de los diez países más miserables, se encuentra Colombia.
El gobierno de ese país ha estado tan preocupado en las conversaciones de paz con los rebeldes de las Farc, que la economía ha sido descuidada (neglected), causando que las tasas de interés suban, mientras la economía está paralizada”.
Sin crecimiento económico y con mayor ‘miseria’, el gobierno pone también en riesgo la trillada paz. Así como el índice de miseria no está en el radar del equipo económico, tampoco lo está la comprobación del doctor Chor Foon Tang, de la Universidad Sains Malasia, quien ha demostrado la altísima correlación entre el disparo de la delincuencia y el deterioro del índice de miseria.
También desconocen que el comportamiento del índice de miseria explica, en gran medida, la aprobación del gobernante de turno. Como quien dice: ‘it’s the misery, stupid’.
Sergio Calderón Acevedo
Economista
sercalder@gmail.com
Los miserables
Cerrando la lista de los diez países más miserables, se encuentra Colombia. El gobierno de ese país ha descuidado la economía.
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